Salpicadura de intolerancia

Salpicadura de intolerancia

El  Ministerio de Interior y Policía  ha salpicado de intolerancia el régimen de libertades públicas que hemos construido con tantos sacrificios y sangre. Bajo argumento de que entorpecería el tránsito, ese ministerio ha prohibido una caminata que realizaría en esta fecha  el  Comité Permanente 9 de Febrero de 1966, para recordar el ametrallamiento de estudiantes de la UASD que protestaban frente a Palacio contra la intervención militar  extranjera y por otras reivindicaciones.

En la protesta, el 9 de febrero de 1966, frente a la puerta principal del Palacio, cayeron muertos   Antonio Santos Méndez, Miguel Tolentino y Luis Jiménez Mella, y resultaron heridos de gravedad  Brunilda Amaral,   Antonio Pérez (Tony)  y la  jovencita  de 14 años Altagracia Amelia Ricart Calventi, quien murió el 3 de marzo en un hospital de Texas.  En total, cuarenta estudiantes resultaron heridos de bala en ese ataque.

La democracia se establece como negación absoluta de todo acto de  intolerancia, como fue aquel ametrallamiento frente al Palacio Nacional. La democracia vive de proteger contra todo trance los derechos ciudadanos, como el que asiste a quienes marcharían hoy en conmemoración de aquél acto de barbarie. Lástima que precisamente este  Gobierno haya decidido manchar, con una salpicadura de intolerancia, la democracia a la que debe su propia vigencia.

Desnutrición y obesidad

La desnutrición y la obesidad son dos elementos de carácter sanitario que tienen muy preocupados a especialistas médicos, aquí y en otras partes del mundo. Por ejemplo, un diez por ciento de los niños que viven en las 16 comunidades de la provincia Independencia afectadas por la crecida del lago Enriquillo, presentan desnutrición entre leve y moderada, según comprobaciones de la organización cristiana Visión Mundial.

De otra parte, el presidente de la Sociedad de Endocrinología, Félix Escaño, advierte la necesidad de que las autoridades pongan en marcha un plan para enfrentar la  creciente obesidad en niños y adultos a nivel nacional. Ambos ingredientes, desnutrición y obesidad, obedecen a causas que las autoridades sanitarias deberían analizar con especial atención, para enfrentarlas como es debido. Ambos elementos, por sus consecuencias,  son causa de justificada preocupación sanitaria.

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