Salsa desde mi balcón (continuación)

Salsa desde mi balcón (continuación)

POR ALEXIS MÉNDEZ
Rabia: Enfermedad transmitida por la mordedura de algunos animales. Esa es la definición primaria de esta palabra. Pero también es sinónimo de ira, de enfado, es violencia.

Rabia es una palabra muy usada cuando la salsa es tema de conversación. Se dice que la música de los jóvenes latinos del Nueva York de los años 60 y 70 tenía rabia, que los trombones de Barry Roger (Orquesta de Eddy Palmieri), y Willie Colón eran rabiosos: Sin temor a equivocarme, considero al trombón como el instrumento más representativo de este movimiento musical. Y es que se escucha molesto, desenfrenado. De la pachanga se comenta que llegó tranquila, de Cuba a Nueva York y allí fue mordida… y se puso rabiosa.

La Rabia vivía en el sentir de aquellos músicos, que en su mayoría vivían en la parte latina del alto Manhathan, a la que se bautizó como «Spanish Harlem», pero que ellos simplemente llamaban «El Barrio». A estos lo mordió la discriminación racial. A pesar de que muchos habían nacido allí, no se les perdonó el hecho de tener origen latino. Un día, estos se hartaron de ser pisoteados, y juntos a los que llegaban en busca del sueño americano, gritaron con orgullo «que sí, que eran latinos». Declararon la guerra a los que los humillaban, y el barrio fue su trinchera, y sus armas El Trombón, El timbal, Las Congas. Su música latina fue órgano de expresión.

Esa es la razón que me lleva a creer en la existencia de la salsa, y por eso un día salí a buscar una definición que traspase la barrera musical. Aunque, en lo estrictamente musical, Enrique Romero me dejó complacido cuando expresa en su libro «Salsa, el orgullo del Barrio» que no es un género musical definido como el son, la plena o la cumbia. Dice que «la salsa basa su patrón rítmico en la guaracha cubana- yo le añado otros ritmos como el son, el cha cha cha, y otros-pero con influencias del jazz, el rhythm & blues (R&B), el soul y el rock n’ roll.

Pero la definición que buscaba, y que va de la mano con mis observaciones, la encontré con Romero, cuando la llama «Movimiento socio-cultural urbano, sintetizado en una expresión musical creada y desarrollada por emigrantes del Caribe y algunos músicos norteamericanos identificados con el pathos latino y seducidos por los ritmos de Cuba y Puerto Rico».

Por eso dije que era su órgano de expresión: «Pa’ lante/ alta la frente, / de frente vamos a demostrar, / que lo nuestro no fue un golpe de suerte, somos hacha y machete, y esa es la verdad».

La salsa es el lienzo donde se pinta aquel paisaje urbano: «La calle es una selva de cemento/ y de fieras salvajes, como no. / Ya no hay quien salga loco de contento/ donde quiera te espera lo peor». La salsa alimenta el sueño: «Pronto llegará el día de mi suerte»…Y su grandeza está en hacer que todos los latinos formen un solo pueblo, una raza que se pose con dignidad y mantenga sus raíces: «Oye latino, oye hermano, oye amigo/ nunca vendas tu destino por el oro ni la comodidad. / Nunca descanses/ pues nos falta andar bastante/ vamos juntos adelante/ para juntos terminar/ con la ignorancia que nos trae sugestionados/ con modelos importados que no son la solución».

Y es que esa salsa ha llevado su filosofía en sus letras. Tuvo su Gurú: Jerry Masucci; Sus semillas: Matamoros, Arsenio, El Benny, Mario Bauza, Tito Rodríguez, Tito Puente; Sus diseñadores: Eddie Palmieri, Johnny Pacheco, Ray Barretto, Cortijo e Ismael, Willie Rosario, Don Tite Curet; Sus Frutos: El Gran Combo, Larry Harlow, Willie Colón, Héctor Lavoe, Rubén Blades; Su escenario: Cada uno de los barrios latinos.

Este es mi grito… «Oye lo que te conviene». Continuará…

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