Si, efectivamente, los flujos de Inversión Extranjera Directa – IED – hacia nuestra región en el 2010 habrán de saltar hacia arriba y hacia delante. Las características de nuestras economías, ante el siempre insuficiente nivel de las exportaciones y la capacidad limitada del ahorro interno, requieren una importante captación de capitales externos para poder completar e instrumentar políticas y planes de desarrollo. De ahí la relevancia de los flujos de inversión extranjera. Lógicamente, en momentos de crisis económica–financiera internacional la disponibilidad y presencia de esos capitales se hace escasa.

Eso aconteció ante la crítica situación de la economía mundial durante el pasado año. De acuerdo con un informe que acaba de publicar la CEPAL –La Inversión Extranjera Directa en América Latina y el Caribe 2009 – en este 2010 se espera un salto de entre un 40 y  50% de crecimiento con relación al 2009, que fue un periodo de drástica caída con un 42%, 76,681 millones de dólares, motivado por la crisis financiera internacional, lo cual la llevaría a los niveles alcanzados en el 2008 que marcó el récord histórico de 131,398 millones de dólares.

La contracción se originó en el colapso de la producción mundial, la incertidumbre prevaleciente, aspecto siempre terrible en economía, y la desaceleración que sufrieron varios países de la región que desalentó el flujo de inversión. La caída de precios de los productos básicos fue un factor que cohibió la llegada de inversión para ese sector. Hacia América del Sur la reducción de IED fue del 40% y a México y el Caribe del 45%. Los principales receptores de IED en la región son Brasil, Chile, México, Colombia y Argentina.

Lo recibido por Chile alcanza el 8% de su PIB,  el mayor nivel regional. A su vez, los principales inversionistas fueron los EE.UU. seguido por España y Canadá. En otro sentido, Chile es el principal inversionista en el exterior con US$7,983 millones, seguido por México con 7,598 millones, Colombia 3,025 millones y Venezuela con 1,800 millones. Por sectores, el de mayor recepción fue el de servicios, mientras que la que se dirige a manufacturas se concentra en rublos de intensidad tecnológica mediana y baja y es escasa en la alta tecnología y proyectos de investigación. Consecuentemente, la región sigue siendo débil en inversiones de alta tecnología y en insertarse en rubros de alto valor agregado. Cuidado con un optimismo exagerado. La tormenta no ha desaparecido del horizonte: la crisis de Grecia y Portugal, el desempleo en EE.UU cerca del 10% y el pánico en la Bolsa el pasado jueves que llego a marcar, en determinado momento, una caída de casi mil puntos en un solo día, siguen siendo luces rojas a atender.