Salud a pedir de boca

Salud a pedir de boca

Desde la gingivitis y las aftas, hasta los hongos, la sequedad de la lengua y los tumores bucales, existe un amplio repertorio de afecciones bucales que afectan las delicadas mucosas y tejidos del exigido dispositivo con que respiramos, comemos, bebemos y hablamos, pero al cual descuidamos tan a menudo.

Pese a que pueden prevenirse y tratarse con medidas sencillas como una buena higiene y alimentación, las autoexploraciones y el diagnóstico precoz, las enfermedades de la boca figuran entre las dolencias que son más frecuentes y que se consultan al médico cuando casi es demasiado tarde para remediarlas. Suelen ser benignas pero también muy molestas.

Aunque se cree que con el aumento de la edad es inevitable el deterioro de la zona bucal, los cuidados preventivos dentales y una dieta razonable permiten mantener una salud oral óptima.

Atención a los cambios

Muchos pacientes con cánceres bucales llegan a la consulta médica cuando la enfermedad está en una fase avanzada. El alcohol, el tabaco, la mala nutrición, el roce en la cavidad bucal causado por piezas dentales cortantes, la irritación o inflamación crónica, la mala higiene bucal, las cicatrices de quemaduras o la radioterapia, la falta de vitaminas B y C, los rayos X, la candidiasis y los papilomas (tumores benignos), favorecen su aparición.

Si aparecen placas blancas, zonas enrojecidas persistentes, úlceras que no se curan en dos semanas o formaciones de verrugas y abultamientos, hay que acudir al especialista. Aunque no duelan, hay que enseñar al médico o dentista la llaga que no termina de curar o se repite, el bulto que crece, una zona endurecida, una mancha que sangra y todo cambio de forma, tamaño o color, en la boca. La probabilidad de curación es muy alta si se trata rápido.

[b]Cepillar también la lengua[/b]

Si su lengua está recubierta de un “pelillo” de color pardo oscuro o negro, como si tuviera una cabellera, tiene lo que los médicos denominan una lengua pilosa negra, probablemente debida a la acción de los antibióticos, a una irritación crónica por la mala adaptación de la dentadura postiza o al tabaquismo excesivo. Un tratamiento efectivo para este trastorno es cepillarse la lengua dos veces al día con un cepillo dental, enjuagarse la boca con peróxido de hidrógeno y evitar consumir sustancias irritantes como el alcohol y el tabaco.

El cepillado de la lengua, que ayuda a retirar las bacterias, restos de alimentos y toxinas que se alojan en ella, también ayuda a combatir el mal aliento bucal y detener la gingivitis.

[b]Guerra contra la sequedad[/b]

¿Presenta una sequedad crónica y molesta en la lengua? Si la causa no es una infección en las encías o los dientes, una dentadura postiza o un problema en las glándulas salivales, quizá sea el resultado de tomar diuréticos, antihistamínicos, antihipertensivos o antiespasmódicos. Si toma alguno de estos fármacos, consulte la posibilidad de suspenderlo o sustituirlo.

Beber más agua y aplicarse una saliva artificial, puede ayudar a aliviar los síntomas de sequedad, en algunos casos. Otras alteraciones que pueden ocasionar la sequedad de boca son la radioterapia y las enfermedades autoinmunes. Cualquiera que sea la causa del trastorno, conviene consultar con el dentista porque la falta de saliva predispone a sufrir caries.

[b]Aftas, enemigas de las mucosas[/b]

Cada tanto, algunas personas padecen pequeñas llagas, benignas pero dolorosas, similares a pequeños cráteres con bordes rojos y fondo blanco en la mucosa bucal, la cual se inflama. Hay personas predispuestas a sufrir estas úlceras, denominadas aftas. Los detergentes iónicos de los dentríficos, los alimentos irritantes como los frutos secos, nueces o avellanas, o ácidos, algunos quesos, como el gruyère, y las especias, el estrés, la sobrecarga de trabajo y los problemas hormonales, son factores que favorecen la aparición de aftas, los cuales hay que intentar evitar o reemplazar.

Las llagas no pueden eliminarse y suelen desaparecer al cabo de diez días. Para calmar el dolor puede aplicarse una sustancia denominada Pyralex sobre la llaga. En los casos graves, el médico o dentista suele prescribir productos a base de cortisona.

[b]Ataque a las encías[/b]

La inflamación de la encía, causada por la proliferación de la placa dental, que se forma sobre los dientes y encías, y se compone de residuos alimentarios, restos celulares y bacterias y sus secreciones, es el primer signo de enfermedad periodontal: la principal razón por la cual los adultos pierden sus dientes.

Las bacterias de la boca se alimentan de la placa dental y segregan sustancias agresivas. Si no se la elimina mediante una higiene bucal adecuada y regular, la placa se calcifica y trasforma en sarro. Al principio, la gingivitis no duele; una vez avanzada hace que la encía sangre al morder, con mal aliento o sabor de boca; si es aguda, la encía sufre con el cepillado y puede salir pus. Si no se trata, evoluciona hacia una periodontitis, la enfermedad dental más frecuente. La mejor forma de prevenir y combatir este desorden es un cepillado dental, correcto y regular, y la visita al dentista una vez por año, para una limpieza dental, porque a veces ni aún lavándose los dientes se elimina el sarro.

[b]UN HONGO AL ACECHO[/b]

Quienes siguen tratamientos largos con antibióticos o esteroides, tienen sus defensas naturales debilitadas (portadores de prótesis dentales, enfermos de sida o diabetes, pacientes tratados con radio o quimioterapia, o con dolencias de la sangre), son propensos a la candidiasis: un hongo presente en la boca.

Esta afección se caracteriza por una fina película blanquecina que se deposita sobre todo en la lengua, debajo de la cual el tejido está rojo, sensible y sangra con facilidad. También puede desarrollarse en la comisura de los labios y en los bordes de las prótesis dentales. Suele acompañarse de sequedad bucal.

A las personas que suele afectar el llamado “muguet”, se les aconseja que se enjuaguen la boca con elixires antisépticos y consuman yogures o productos con leche fermentada para mantener la flora bacteriana bucal, para prevenir la micosis. La candidiasis debe tratarse con antimicóticos de modo local o general si se contagia a otros tejidos del cuerpo. Desde la gingivitis y las aftas, hasta los hongos, la sequedad de la lengua y los tumores bucales, existe un amplio repertorio de afecciones bucales que afectan las delicadas mucosas y tejidos del exigido dispositivo con que respiramos, comemos, bebemos y hablamos, pero al cual descuidamos tan a menudo.

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