Salud bucal. Previniendo las emergencias dentales

Salud bucal. Previniendo las emergencias dentales

Especialmente en las épocas festivas es importante tomar todas las medidas posibles que nos eviten tener que acudir al odontólogo por una urgencia, pues durante estos días las visitas al odontólogo se dificultan,   por las múltiples actividades sociales, e incluso algunos de estos profesionales -o usted mismo- aprovechan el periodo para tomar vacaciones fuera del hogar.
Es interesante diferenciar entre urgencia y emergencia. La primera es fruto de una situación ya existente que se agudiza; la emergencia es fruto de un imprevisto, por ejemplo un accidente.
Al planificar su viaje, incluya, si corresponde, su chequeo dental de rutina y en caso de alguna molestia de origen dental, dejarla resuelta antes del mismo. Las más comunes son: dolor ante los cambios térmicos, hipersensibilidad dental al ingerir alimentos ácidos o agrios, presencia de caries, sangrado espontáneo de   las encías, mal aliento, postergación de procesos dentales ya planificados, tales como cirugías, endodoncias entre otros, dificultades con tratamientos ortodónticos y protésicos.
Iniciar unas vacaciones con estas molestias es arriesgarse a que las mismas fracasen.
Si esto llegase a ocurrir, intente comunicarse con su odontólogo o localizar uno en el área donde se encuentre y este le dará la orientación necesaria.
Las emergencias orales más comunes son frutos de traumas; la población más susceptible son los niños y adolescentes.
Montar bicicletas, esquiar, jugar al aire libre, accidentes de tránsito, masticar alimentos duros y pegajosos, son algunas de las actividades comunes que pueden dar como fruto fracturas dentarias, heridas del tejido blando de la boca, avulsiones de los dientes, migración de los mismos dentro de la cavidad oral, o hasta fractura de los maxilares, entre otras urgencias.
Lo primero es mantener la calma, en caso de avulsiones completas, recoger el diente y mantenerlo de ser posible en saliva del paciente, ya sea en su boca o en un envase limpio. Ante sangrado profuso, apretar con un paño o gasa, localizar un profesional de la salud oral en la zona y visitarlo a la mayor brevedad posible. Si los daños ocasionados son más graves, por ejemplo una fractura de mandíbula o heridas en la cara, piense en acudir a un centro médico sin descuidar los traumas orales.
Viaje siempre con un kit de emergencia que le permita dar los primeros auxilios y converse con su familia sobre qué hacer ante la presencia de una situación como esta, por ejemplo, recoger el diente avulsionado y trasladarlo al dentista en saliva o leche cambia positivamente el pronóstico del tratamiento.
Mantenga el área afectada limpia, una correcta higiene va a ser su mejor aliado, pues previene complicaciones, sobre todo de tipo infeccioso.
Sea prudente: evite altas velocidades al manejar, y si práctica deportes o actividades recreativas que impliquen riesgo de accidentes, use un protector oral.
Prevenir es muy importante. Las urgencias o emergencias orales son más comunes de lo que usted imagina, no permita que estas les arruinen sus vacaciones. Tome todas las medidas que estén a su alcance para evitarlas, y si se presentan, tome los pasos que correspondan sin perder la calma.

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