La gobernanza y el liderazgo en el sistema de salud dominicano han sido tradicionalmente un área de mejora. Además, el sistema adolece de una rectoría sólida incluso llegando a la preocupante percepción de que hay poco interés del Estado dominicano en fiscalizar sectores económicamente explotables.
Así lo refleja el 1.º Estudio del Estado de la Salud Digital en República Dominicana, realizado por Arium Salud Digital, el cual visibiliza el planteamiento de la necesidad de quién asuma el liderazgo del control en las tareas de organización, aglutinamiento y guía de la salud digital en el país, tanto a nivel público como a nivel privado.
Según Fedor Vidal, CEO de Arium Salud Digital, un aspecto importante para poder guiar procesos en salud digital, independientemente del sector o el alcance, es entender la implicación de los procesos de transformación digital en salud. La experiencia en América Latina es que se tiene una comprensión incorrecta sobre estos procesos, tanto en el sector público como en el privado.
La mayoría de los países de Latinoamérica muestran interés, pero normalmente con un entendimiento erróneo. Ver la implementación del historial clínico electrónico como la compra de tecnología, es donde comienza el error. Es importante entender que salud digital implica mucho más que comprar tecnología. Convergen tanto inversión, como visión y recursos humanos.
La República Dominicana no es la excepción a esta realidad. El estudio indicó que un 56% de los entrevistados respondieron que, pese a la existencia de un deseo o intención de implementar la salud digital, no existe la comprensión necesaria de lo que involucra este proceso.
En cuanto a la existencia de una estructura de gobernanza de la salud digital de alcance nacional o sectorial, el 73.1% de los encuestados niega o desconoce que exista este tipo de estructuras, mientras que el 26.9% restante afirma que si existe.
Vidal entiende que para que la salud digital tenga éxito en el país, es importante contar con estructuras de gobernanza sectorial plurales, que integren a todos los actores del sector.
La investigación también señala que el sector privado no está incluido en las discusiones que se sostienen en la submesa, creada como parte del gabinete de transformación digital o como mandato de la Agenda Digital 2030. Para los consultados esta es una cultura ancestral, dada la escasa práctica que existe en el estado de colaborar aún entre dependencias públicas.
Voluntad para invertir en tecnologías de información en salud
Entre las razones identificadas en el sondeo sobre la baja voluntad para invertir figuran la difícil realidad económica del mundo post pandemia; la cultura sectorial, en donde lo “urgente impide hacer lo importante”, y en donde todavía se percibe al hospital con una empresa asistencial y no como una “empresa social que produce servicios”; así como las prácticas donde la motivación principal son los avatares de la política.
Otro punto para señalar es la gran dificultad que enfrenta el sector público para incurrir en estas inversiones es la disponibilidad de recursos económicos. El 68.4% refiere que hay limitaciones presupuestarias que impiden hacer las inversiones que se necesita ya sea a nivel institucional o sectorial, mientras que en el 31.6% restante señala que tiene o ha tenido acceso a las fuentes de recursos requeridas para ciertas iniciativas.
En el sector privado el panorama es más alentador, puesto que, la mayoría de los resultados con un 71.1% apuntan a la existencia de voluntad para realizar estas inversiones, salvo excepciones de un 29.9%. Como es de esperarse, la disponibilidad de recursos para estas inversiones tampoco es un problema en la mayoría de los entrevistados.
Entre las fortalezas del proceso de transformación digital de la salud en el país es importante agregar que el interés por invertir en tecnologías de la información está creciendo, según varios de los entrevistados. Tradicionalmente, las inversiones en tecnologías en el sector salud suelen dirigirse a la tecnología médica, que sirven para dar servicios diagnósticos y terapéuticos, y garantizan cierto retorno económico.