Cuando no hemos identificado los valores que rigen nuestra vida laboral, podemos llegar a convertirnos en empleados con ¨actitud de salario mínimo¨,  una expresión utilizada  por José Oscar (mi yerno), hablándome sobre la conducta de algunas recepcionistas de las ferreterías que frecuenta por motivos de trabajo.  

Me dijo ¨esas empleadas, son apáticas y no saben escuchar al cliente¨,¨impiden que uno  salgan satisfecho del negocio¨.  Hice  el ejercicio de observar la conducta de  empleados de diferentes empresas e instituciones, y confieso que comprobé que José Oscar tenía razón, con la salvedad de que esa ¨actitud de salario mínimo¨ afecta al personal de cualquier tipo de empresa. Los empleados de ¨actitud de salario mínimo¨ se caracterizan: porque no se identifican con la empresa, no les importa quién llega, quién sale, que se hará o no se hará, tan solo hacen presencia y la calidad de su trabajo es cuestionable.  Si bien es una situación que desdice de la institución, no menos cierto es,  que la mala impresión la brinda el empleado.  Si usted siente que tiene una ¨actitud de salario mínimo¨, ayúdese, encuentre e  identifique sus valores y razones de la insatisfacción que demuestra. Pregúntese: ¿Por qué trabajo?, ¿Qué espero obtener de ese trabajo?, ¿me gusta la empresa?, ¿me brinda seguridad?, ¿prestigio?, ¿compensación profesional o económica?, ¿reconocimiento?, ¿oportunidad de crecimiento? ¿buen ambiente laboral?, ¿hay democracia?  etc.    Las respuestas le darán luz acerca de los motivos de la apatía e insatisfacción laboral que presenta. Cuando logre saber el porqué de esa actitud, le será fácil, tomar la decisión conveniente de acuerdo a su realidad, puede: 1.  Hablar con su supervisor inmediato, 2.  Iniciar un proceso de cambio de actitud, 3.  Preparar el plan B, relativo a cambio de trabajo.