M i madre, como muchas mujeres dominicanas de su generación, ha pasado su vida de manera esencial dentro de la casa, y en ese espacio, nuestro hogar, ha construido su mundo, un mundo que gira sobre nosotros, sus hijos.
Ha hipotecado su vida por darnos amor, protección, silencio y sus ansias.
A ti mami, que nos has dado lo más preciado del ser humano: la libertad.
La Mujer y la Casa
Hervías la leche
y seguías las aromosas costumbres del café.
Recorrías la casa
con una medida sin desperdicios.
Cada minucia un sacramento,
como una ofrenda al peso de la noche.
Todas tus horas están justificadas
al pasar del comedor a la sala,
dónde están los retratos
que gustan de tus comentarios.
Fijas la ley de todos los días
y el ave dominical se entreabre
con los colores del fuego
y las espumas del puchero.
Cuando se rompe un vaso,
es tu risa la que tintinea.
El centro de la casa
vuela como el punto en la línea.
En tus pesadillas
llueve interminablemente
sobre la colección de matas
enanas y el flamboyán(*) subterráneo.
Si te atolondras
el firmamento roto
en lanzas de mármol
se echaría sobre nosotros
Este hermoso poema especial para mami fue escrito por José Lezama Lima, enviándolo desde el fondo de su corazón, como una voz que se levanta resuelta, que grita desde las grutas de su origen, con las palabras que fueren posibles pronunciar, el inmenso significado de una madre.