No podemos negar que existe un lenguaje implícito o secreto, que utilizamos mujeres y hombres para comunicar el interés sexual de uno hacia al otro.  Tampoco podemos negar que cuando ese lenguaje que nos emite el hombre no llega adecuadamente o como algo especial, nos cerramos y seria raro otorgar una segunda oportunidad;  al hombre no le queda otro remedio que superar esa  realidad  aprendiendo a conocer nuestra naturaleza humana.

Conocernos es fácil, a no ser que el hombre decida hacerlo sobre la base de una idea social ya construida “como debe ser una mujer”, ese es un gran error, por el contrario,  si se preguntara, “como es esa mujer”,  el camino lo recorrería con mayor facilidad.  Otro error del hombre es pensar que una mujer porque le  mira directamente a los ojos o si al caminar mueve sus caderas de forma armoniosa,  es una señal positiva de aceptación sexual.

Hay hombres que tienen un lenguaje arrogante y abusivo hacia la mujer y logran su  objetivo de poseerlas.

Otros optan por la burla para lograr llevarla a la cama y preparan una ¨bomba¨ o más bien una mezcla de, galantería,  buena educación y romanticismo, y también lo logran.  Es decir, que esa forma de comunicación sexual  les funciona a ellos y a nosotras, pero habría que saber ¿Cuánto dura?.

Más allá de lo expuesto, y pensando en  experiencias propias y ajenas, podríamos afirmar que una buena comunicación  sexual  llega cuando la pareja  hombre y mujer, logran; un lenguaje sexual común, armonía en lo que les agrada en la cama, auto aceptación, aceptación del otro y claro, una buena negociación del espacio al que tiene derecho cada quién, evitando la tensión sexual.