No sé cuando, pero llegará el día en que se haga  un estudio profundo a la sociedad dominicana, para determinar más o menos,  el  número de mujeres que no lograron, ni logran  alcanzar la felicidad perteneciendo ella. 

De manera informal, hombres y mujeres podríamos preguntarnos,  por ejemplo: ¿fue mi abuela, bisabuela, tía, hija, hermana, inclusive mi mamá sexualmente feliz? ¿Tuvieron ellas la oportunidad de expresar sus sentimientos y  emociones?   Y si lo hicieron, ¿la catalogaron de ¨perdidas¨ o ¨chibiricas¨? ¿Cuántas de ellas al quedar viudas jóvenes, no lograron rehacer su vida afectiva, porque de lo contrario su propia familia o la del difunto la condenarían?

¿A cuántas de ellas la obligaban a rezar cada día de la semana como penitencia por deseos expresados en un acto de sinceridad? ¿Cuántas de ellas, fueron burladas por hombres que no eran de su ¨condición social¨, pero preñadas por ellos?  ¿Cuántas vírgenes de nuestros campos, fueron vendidas a exitosos ganaderos o propietarios de fincas, que jugaban a ser vaqueros?  ¿A cuántas se les negó estudiar o viajar, porque tenían que cuidar de sus hermanos, padres o abuelos¨?

¿Cuántas mujeres fueron catalogadas de ¨buenas¨ porque se mantuvieron sumisas y conforme ante su castración emocional? ¿Cuántas obligadas a mantener matrimonio sociales? ¿A cuántas, le robaron sus expectativas y sueños  de vida?  ¿Cuántas deambulan sin propósitos y con la autoestima en la planta de los pies?  ¿Cuántas de ellas pueden identificar lo que realmente valoran?  ¿Cuántas fueron, cuántas son  las mujeres víctimas de nuestra sociedad, por los siglos de los siglos?  No lo sé. Pero identifico  la necesidad de trabajar en que la confianza de la mujer sea el reforzada.