POR EBONY LAFONTAINE
El palo encebao, es un juego en el que se coloca un palo largo y fuerte incrustado en la tierra, el palo se reviste de cebo para ponerlo resbaloso.

Se deben tener varios candidatos, se les pone un tiempo límite y van  tomando su turno; el que logre subir a la cima del palo se lleva el premio que está colocado justo en la cima del mismo.  

En el juego no es necesario que el jugador tope el premio sino que llegue lo más cerca del final del palo o se suba a el.

Si lo llevamos al plano político nacional, son muchos los políticos que quieren subirse en el palo o tumbar al que esta arriba.  Unos con afán, algunos con inquietud y otros con desesperación. 

Es tanto el afán de los que quieren subirse al palo, que rezan para el que esta arriba se caiga, insultan al que esta encaramao y lo maldicen a ver si resbala y logran subirse ellos, rompen con todo propósito de unidad y armonía nacional o partidista y lo que es peor  apuestan a que;  si tu estas arriba yo también.

El cebo del palo es la confianza que un pueblo da o ha dado a uno de los participantes.

Mientras mayor confianza más fácil subirse en el palo. 

El pueblo se mantiene abajo a la expectativa de las acciones de los equipos.

Los participantes ponen a jugar al pueblo falseando verdades y distorsionando realidades. 

El pueblo puede en un momento determinado hacer que el jugador más poderoso pierda porque asimiló mentiras revestidas de verdad y es ahí, donde un pueblo paga el precio por haber interpretado las señales negativas de los vocingleros del juego y resbala del palo junto al jugador de su confianza. 

Llegan las lamentaciones y perdemos todos.