Dominique, se estaba bañando cuando descubrió que tenía una pelota en su mama derecha. Dijo que no le dolía, pero que se movía en varias direcciones. Al escucharla su mamá pensó: pero es una niña, Dominique apenas tenía 16 años. Enseguida la madre tomó la decisión de llevarla al ginecólogo. El doctor Ovalles, después de revisarla, expresó la necesidad de remitirla a un radiólogo.
La cita se realizó con la doctora Rossanne Pichardo, ¡que fortuna! Joven, experimentada, pero sobre todo muy dulce y convincente a la hora de explicar a la niña, lo que era una sonografía mamaria y el diagnóstico que arrojó la misma: fibroadenoma.
El fibroadenoma es un tumor benigno, el más común de la mama, aparece en edades tempranas entre los 10 a 18 años de edad. Muchas veces pasa desapercibido. En ocasiones aparecen más de uno en la misma mama y en otros casos, en las dos, crecen de forma rápida, por lo regular no causan molestia y su tamaño puede alcanzar entre 3 a 5 cms. Si bien, con el pasar de los años, los fibroadenomas suelen disminuir su tamaño, otros se calcifican, pero lo recomendable según los médicos es extirparlos quirúrgicamente.
Los médicos explicaron a Dominique, que no tendría ninguna consecuencia, porque el tumor era benigno y con su extirpación no tendría problemas futuros a nivel de estética, una de sus preocupaciones. La experiencia de ésta adolescente, nos deja una lección: después de la primera menstruación hay que dar seguimiento ginecológico, explicarles el mundo de las mamas y cómo pueden hacerse un control mamario. Fue importante la participación de Dominique con los médicos, estos les dieron seguridad y confianza necesarias para que el procedimiento ocurriera con normalidad.