Salud Interior
Hijas de Víctor Hugo

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POR EBONY LAFONTAINE
Yo también fui joven… la juventud nos invita a descubrir el mundo y a tratar de adueñarnos de el.   En estos momentos en que el tema de las megas divas hace asomo de estar pasando, yo lo retomo motivada por un intercambio de opiniones que sostuve con unas amigas a donde yo afirmaba que las mega divas del 2000 son una representación de las modelos de los años 70, con la diferencia de los cambios sociales y económicos de la época.

Olvidar nuestros pasos en la  juventud es ser cobarde y una negación a una parte muy importante de nuestra existencia; la que nos permite ser lo que somos como adultas… pretender esconder una parte de nuestra juventud, es como si nos descalificáramos  y nos pusiéramos un  traje de moralidad social, para que nadie sepa quienes somos en realidad.  

 Ser joven tiene sus causas y consecuencias,  en 1974 yo me inicié como modelo y recibí muchas críticas desde mi entorno familiar y social, por los bikinis que exhibía y porque era una modelo, mis compañeras de pasarela también sufrieron por las mismas críticas.  Hoy, treinta años después, me parece de mal gusto que se estén sacrificando a estas jóvenes, por unos calendarios o por disfrutar la moda a plenitud o exhibir sus pechos… una novedad en nuestro país, pero no en el resto del mundo.  Lo triste es que las verdugas sean las jóvenes de mi generación que también fueron criticadas en su momento por modelar ropas atrevidas o por salir con amigos o por cualquier otro motivo de condena social. La capacidad de olvido de mi generación no se entiende, recuerdo bien lo orgullosas que éramos todas del trabajo que realizábamos y de los concursos de belleza en que participábamos, un orgullo que yo mantengo vivo y que otras pretenden olvidar.  La vergüenza de Maria Gargajo.

Las jóvenes del 2000 son un sello de estos tiempos y de nuestra sociedad y no deben sentir vergüenza de ello, por el contrario.  Ya es hora de que como ciudadanas de esta tierra comencemos a respetar y ser autocríticas a la hora de pretender descalificar o aplaudir a una persona, sería conveniente escuchar nuestra voz interior y ser justas o seria mejor quedarnos calladas y no convertirnos en  hijas de Víctor Hugo.

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