Hay un punto en nuestro desarrollo personal que nos permite ser  más efectivos en nuestro diario vivir, me refiero a la intuición.  La definición de esa palabra, sugiere una percepción inmediata de una realidad o  idea sin que intervenga el pensamiento o la razón. Ese sexto sentido, nos anuncia que algo bueno o malo podría ocurrir o estar ocurriendo.

¿Cuántas veces hemos sentido algo que no podemos explicar con palabras?  La respuesta sería; muchas veces!

 ¿Cuántas de esas veces lo hemos expresado?  Creo que muy pocas, quizás por el temor de compartir una sensación de la cual no estamos seguros o por temor a equivocarnos, o simplemente esperando el tiempo adecuado, un tiempo que tal vez, nunca llegará.

Una de las anécdotas de José Martí, sacada de una página Web que lleva su nombre, elaborada por Gonzalo de Quesada, dice: Rara Intuición.   ¨ Martí sentía un extraordinario cariño por su hermana Ana (Mariana Matilde). Una vez notó ciertos flirteos entre ella y un oficial español, y le preguntó: -¿A ti te gusta ese oficial por su apostura y uniforme, o crees que él realmente te puede hacer feliz? Piénsalo bien, porque el corazón me dice que no debieras quererlo.   Pocos días después el oficial tuvo un violento disgusto con otro militar por otra mujer y fue muerto en duelo¨.

Demos a la intuición el valor que damos a cualquier otra de nuestras habilidades, que no nos importe que nos digan: ¨ahí viene esta con su brujería¨.

 Ese primer pensamiento que nos surge frente a algo o alguien, puede ser el indicador de la acción correcta que debemos tomar, entonces, no lo desechemos y confiemos en él, ese puede ser el primer paso para fortalecer nuestra  intuición.