Una de las necesidades de todo ser humano, es el sentimiento de pertenecer a su patria, a su familia, a los amigos, a una sociedad o grupo que le respete y le acepte.

La sociedad dominicana, en su cotidianidad no ha dejado de indicarnos, a través de sus expresiones verbales, medios de comunicación, publicidad, salones de bellezas, colegios y claro, desde  el mismo seno familiar etc…  ¿Quién es el dominicano ideal?, el cual por supuesto, no es negro y mucho menos pobre, de igual manera nuestra sociedad nos ha demostrado que la fama supera la negritud (condicionada) y que el dinero da status (aunque no siempre).  

La sociedad dominicana  nos enseño a usar Perlina y  a pasarnos la plancha, nos dijo que hay que mejorar la raza. 

También nos enseñó a amar el “pelo bueno”  y a ver con admiración a la gente blanca, sin importar sus valores humanos. 

Sammy Sosa es un dominicano admirado por todos, por sus condiciones de gran deportista y hombre bueno y sencillo.  

Hoy lo están queriendo crucificar porque tuvo la valentía de darle al país lo que el país siembre ha pedido con sus códigos. 

Por  eso él,  se desrizó el  “pelo malo”, se afinó la  “bemba” y el “Pimentón”, se colocó lentes de contactos y su mirada es azul.

Usó  una Perlina que sí funciona  y hoy tenemos a un Sammy Blanco, famoso y con dinero.

Creo que con esa acción, Sammy Sosa reafirma su condición de dominicano y sencillamente nos está pidiendo aceptación y respeto. 

Entonces, ¿porqué crucificarlo?, si cuando la crema esté en el mercado, saldremos a comprarla como locos y luego no nos haremos autocrítica.