Me encantaría poder realizar un estudio sobre los efectos del estrés laboral al  personal o mejor dicho, a los servidores públicos del país en estos tiempos de modernidad y globalización.  Al escuchar la palabra estrés, inmediatamente la asociamos a dolor de cabeza, cansancio, cambio de humor y de conducta, en resumidas cuentas, pensamos en problemas por solucionar.

He convenido con algunos amigos y compañeros de trabajo, que los tiempos demandan conocimientos, estar al día, estar aptos para  competir  y con una actitud positiva para enfrentar las transformaciones que ha generado la globalización en términos del conocimiento y las nuevas formas de hacer dado los avances tecnológicos y científicos. 

Eso significa, que los trabajadores del Estado debemos formarnos para crear  nuevas destrezas y habilidades que nos permitan hacer frente a la situación y poder competir con calidad para mantenernos en el trabajo, enfrentando incluso nuevas formas de inequidades.   Después de un día de trabajo, llegamos a la casa llenos de ansiedad y cansancio mental.  A la mañana siguiente, tenemos que levantarnos a enfrentar  el  nuevo día, de nuevas expectativas y a la espera de que los rezos de las comadres, Dios los escuche para que si   “por las moscas”  hay una “rotación” de personal no nos lleve de encuentro.

Por lo expuesto, me compré una finquita, la cual me ha costado, mucho sacrificio, esfuerzo, tiempo y dinero, la misma me permite, ordeñar, sembrar, cultivar, regar las plantas, edificar, y todo el etc., etc., de una finca productiva en el campo, la cual diariamente me ofrece descanso y distracción del trajín laboral. Lo único lamentable, es que mi finca es virtual, por lo que sus beneficios tan solo son emocionales, de todas forma quedan invitados a formar parte de mi vecindad en Farm Town.