POR EBONY LAFONTAIN
Deliberación deriva del latín libra o peso.  Es sopesar en forma colectiva los pros y contras de distintas opciones para solucionar un problema, de manera que todas las voces sean escuchadas y se logre un sentido de dirección para la acción conjunta sobre un problema común. 

Esta definición la encontré al azar, un día en que me vi forzada a tomar una gran decisión. La misma me transportó al mundo de la reflexión y a detener el torrente de ideas confusas que me angustiaban. La puse en singular!! y surgió mi voz interior, calmada y crítica…

Se inició el proceso de escuchar mi interior… me hice mil preguntas y mil respuestas me di. De qué manera una decisión podría afectarme?,Qué implicaría?  Qué precio tendría que pagar?…  decodificar mis propios mensajes, evaluar mis ideas y obtener una solución no fue tarea fácil… pero, surgió una respuesta!. Enfrenta el problema con quien lo genera y crecerás. Por lo que decidí usar una de  las herramientas más poderosas con la que cuenta el ser humano: el diálogo. 

Un diálogo sincero garantiza que se nos escuchen, que afloren los puntos de vista, que se aclaren conceptos y percepciones equivocadas. El mismo enriquece el entendimiento mutuo, aún los resultados no sean los esperados.

Cuando asumimos el diálogo como mecanismo de solución, damos un aviso de lealtad, respeto  y honestidad a la persona con la que tenemos el conflicto, además estamos expresándole un ¡Usted me importa!.

Sí, como en mi caso, más que una conversación logras un monólogo, porque el interlocutor se convirtió en oreja distante y evasiva…  Sigue tu camino, porque su silencio es elocuencia y desinterés… ahora bien, si tu problema es con tu pareja y se aman… intenta el diálogo una y otra vez.