SALUD MENTAL
Coolaboración especial

SALUD MENTAL<BR><STRONG>Coolaboración especial</STRONG>

POR TARQUINO SANTANA
La Asociación de Psiquiatría Americana (APA) publica cada 10 años en promedio un manual de todas las  enfermedades mentales registradas a la fecha. Su último manual fue publicado  en el año 2000 y se conoce como DSM IV-Tr. En este manual la APA hace referencia a mas de 400 trastornos mentales.

Entre estos trastornos hay algunos muy conocidos y con una alta incidencia en la población, como son la depresión, la ansiedad, la fobia, el alcoholismo, los tics, el retraso mental, el autismo, la esquizofrenia, entre otros. Pero hay trastornos que no suelen ser tan frecuentes y que muy ocasionalmente se presentan en el consultorio del profesional de la conducta. Entre estos problemas psicológicos encontramos  la categoría de “trastornos disociativos”, y perteneciente a este conjunto, muy particularmente el llamado “trastorno de personalidad múltiple”, llamado actualmente “trastorno de identidad disociativo”, suele llamar la atención por la singularidad de los síntomas. La característica esencial de este trastorno es la existencia de dos o más personalidades o identidades que controlan el comportamiento del individuo de modo recurrente. Cada personalidad vive como una historia personal, una imagen, una identidad e incluso un nombre distinto. Generalmente hay una personalidad que es pasiva, dependiente, culpable y depresiva. Las identidades alternantes poseen habitualmente diferentes nombres y rasgos que contrastan con la identidad primaria. En circunstancias muy concretas el individuo puede asumir identidades que difieren en la edad, sexo, vocabulario, conocimientos generales y estado de ánimo. 

Los individuos con este trastorno presentan frecuentemente lapsos de memoria que afectan a su historia personal; estos lapsos pueden ser de memoria remota o memoria reciente. La amnesia es habitualmente asimétrica. Las identidades más pasivas tienden a mostrar recuerdos más limitados, mientras que las más hostiles, controladoras y “protectoras”, son capaces de recuerdos más completos.  El número de identidades que se han podido registrar oscila entre dos y más de 100. La mitad de los casos documentados hacen referencia a enfermos que presentan 10 o menos de 10 identidades.

Las personas con trastorno de identidad disociativo por lo general refieren haber padecido abusos físicos y sexuales, sobre todo durante la infancia. Estas personas tienden a ser hipnotizables y especialmente vulnerables a todo lo que puede provocar sugestión. La gente con este trastorno puede manifestar síntomas postraumáticos. Asimismo es frecuente que haya automutilación y comportamiento suicida y agresivo. También pueden manifestar síntomas relacionados con la depresión, los trastornos sexuales, del sueño y de la conducta alimentaria.

 En los diversos estado de identidad o personalidad se han descrito alteraciones de las funciones fisiológicas, por ejemplo: diferencias en la agudeza visual y tolerancia al dolor, síntomas propios del asma, sensibilidad a los alergenos y respuestas de la glucosa a la insulina. Las personas con este trastorno pueden sufrir migrañas y otro tipo de cefaleas, cólon irritable y asma.  El trastorno de la identidad disociativa se diagnostica de tres a diez veces más frecuentemente en las mujeres que en los hombres. El número de personalidades en promedio en la mujer es de 15 y en el hombre es de ocho. Todos los panelistas estuvieron de acuerdo en que Eva, protagonista central de la película “Las tres caras de Eva”, cumplía con los criterios del trastorno de identidad disociativo y que presentaba los síntomas esenciales que tipifican esta enfermedad mental.  En relación a la personalidad múltiple de Eva, el doctor Lino Romero refirió que la primera personalidad o identidad original es Eva White, esposa amorosa, madre abnegada, quien considera a su esposo como un hombre casi perfecto. La segunda personalidad es Eva Black, una mujer superficial, coqueta, ardiente, quien parecía vivir solamente para entregarse a los placeres sociales y sexuales. La tercera personalidad es Jane, complemente diferente a las otras dos, y quien en un momento de la terapia aparece como la fuerza integradora de las otras dos personalidades, aunque en muchos sentidos es la persona más atormentada de las tres.

Puesto que al final de la película se muestra que Eva ha roto con su esposo y ya tiene una nueva relación de pareja, el doctor Carlos de los Ángeles consideró que se podía hacer un buen pronóstico del curso del trastorno de Eva, ya que su anterior compañero era un factor estresante y que incidía significamente en la  patogénesis del trastorno de Eva.

Para el doctor Brea Tió, las personas que presentan el trastorno de identidad disociativo son generalmente histriónicas, puesto que tienen una gran necesidad de llamar la atención; aclaró que estas personas no son psicóticas, lo que comúnmente la gente  llama “loca”. Sus trastornos tienen una etiología que arranca desde la niñez con una historia de abusos físicos, sexuales y psicológicos, así como desconsideraciones de todo tipo de parte generalmente de  las figuras parentales. Según el doctor Brea Tió, la persona así abusada recurre de manera muy marcada, sistemática y persistente a mecanismos de defensa, tales como:  negación, agresión pasiva, disociación, devaluación y proyección, entre otros, por lo que la enfermedad esta vinculada a la exacerbación del uso de estos mecanismos. 

El doctor Juan Monegro se refirió a la relación del trastorno de personalidad múltiple con la literatura. Así, el escritor inglés Robert Louis Stevenson publicó en 1886 una obra titulada “El extraño caso del doctor Jekill y Mr. Hyde”, en la que narra como un doctor filántropo se transforma en un monstruo violador y grosero y va alternando una y otra personalidad. El libro fue un éxito desde su principio y ha inspirado varias películas y obras de teatro.

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