Salud privatizada

Salud privatizada

A través de las directrices de organismos internacionales nuestro obsoleto sistema sanitario ha sido objeto de una reforma enmarcada dentro de la corriente neoliberal, fenómeno que empezó a desarrollarse a partir de la década de los noventa del pasado siglo. Una nueva terminología lingüística mercantil ha nacido en la que el médico pasa a llamarse proveedor y al paciente se le denomina cliente. Bajo ese concepto es que funcionan las nuevas aseguradoras conocidas bajo las siglas de ARS. Cada individuo o familia compra un plan de salud acorde con sus posibilidades financieras. Teóricamente toda persona debe contar con un carnet, documento con el cual se presenta a los centros de atención llámense consultorios, clínicas u hospitales. El modelo funciona siguiendo las leyes del mercado, entiéndase: ganancia, oferta y demanda. Siendo ese nuestro modo operacional, sería interesante conocer la experiencia acumulada en lugares donde está bien establecida la gerencia sanitaria con fines de lucro.
Los doctores Richard W. Bock y Ronald A. Paulus publican el 31 de marzo de 2016, en la revista New England Journal of Medicine un interesante trabajo de investigación acerca de las fallas de la Industria Norteamericana de Cuidados en Salud. Admiten que hay desigual o incompleto acceso a las atenciones; perversión en los incentivos de pago, cuidados fragmentados y sin coordinación, amenazas a la seguridad, dilapidación de recursos, amén de otro montón de dificultades. Su corporación Mission Health, ubicada en Asheville, Carolina del Norte gerencia un Centro Médico Regional de 763 camas para cuidados terciarios y cuaternarios. También tienen a su cargo cinco hospitales comunitarios y una unidad post-atención aguda. 900,000 personas son cubiertas bajo esta empresa sanitaria. El Cuerpo gerencial incluye educadores, abogados, fabricantes, inversionistas y banqueros. Todos se interesan en el manejo exitoso de un negocio con 1,600 millones de dólares de capital.
El grupo empresarial no se ha conformado con reunirse a analizar sus finanzas en un amplio salón cómodo y elegante, sino que ha decidido integrar comisiones en las que a título confidencial se hacen acompañar de reporteros y de líderes comunitarios. Dichas comisiones pasan días completos inmersos en la observación de campo de las distintas actividades médico quirúrgicas de todo el personal de salud. Observan las atenciones pre-quirúrgicas, anestesiología, post-cirugía, cuidados intensivos, salas comunes; labores en las áreas de consulta especializada, sala de parto, neonatología, así como el manejo del expediente electrónico. Han pasado toda la noche de los viernes familiarizándose con el drama de los servicios en las salas de emergencia. Admiten los incumbentes que diez horas mirando el funcionamiento real y concreto de un hospital les ha aportado más conocimientos que seis años asistiendo a las burocráticas reuniones ordinarias.
Mientras leía el enjundioso informe se me hacía imposible frenar el vuelo de la imaginación. Pensaba cuáles serían los resultados obtenidos si decidiéramos reproducir en la República Dominicana ese experimento, tomando como punto de observación las atenciones nocturnas de urgencia en un hospital general durante el fin de semana. Personalmente transporté a un paciente agudamente enfermo a la emergencia de un Centro Regional. A las dos horas aún no aparecía el médico ayudante de servicio. Nunca se presentó.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas