Salud pública: la trampa y el tranque

Salud pública: la trampa y el tranque

Eusebio Rivera Almodóvar

La trampa: En la primera mitad del siglo pasado el ejercicio de la medicina no era un comercio de medicamentos, insumos e instrumentos, sino una labor de solidaridad con los enfermos en hospicios sostenidos por la caridad pública y mínimo soporte gubernamental, a cargo de iglesias, en especial la católica, donde las monjas administraban pulcramente con disciplina y espiritualidad esos centros de salud, pero caímos en la trampa de sustituirlas por “funcionarios” y políticos y todo se jodió siendo, hasta hoy, un ir y venir de crisis, caracterizadas por construcciones y equipamiento que luego se abandonan, sin mantenimiento y con politiquería y clientelismo hospitalario que se quisieron corregir con legislación como la Ley de Seguridad Social, mal copiada de otros países, y la creación de hospitales “autogestionarios” que realmente intentaron ser la vanguardia para la privatización del sistema, por el convencimiento de que el negocio de la salud deja iguales o mayores beneficios que la venta de comida.
El tranque: El criterio de que la construcción y equipamiento de hospitales disminuye la morbimortalidad, solamente favorece a los ingenieros y sus suplidores que dan o reciben comisiones. La salud es resultado de medidas preventivas de costo elevado, que incluyen buena alimentación, adecuado medio-ambiente, suficiente educación y presupuesto familiar equilibrado.
Nuestra estructura sanitaria se enfoca en la medicina curativa y la asignación del 5% del presupuesto nacional sin corregir esa aberración sería darle mal uso a miles de millones de pesos. El tranque está dado por la existencia de los tres modelos de atención (privada, pública y mixta) y se agudiza por el lastre que representa la atención gratuita a la población haitiana.

Más leídas