A Amín Abel, por su lucha.
La Academia de Ciencias de la República Dominicana, en su calidad de miembro afiliado al Consejo Internacional para las Ciencias (ICSU) ha sido invitada por el dilecto Director de la Oficina Regional para América Latina y el Caribe (ROLAC), Dr. Manuel Limonta, PhD., para participar en el taller denominado “Salud Urbana” a celebrarse los días 26 al 29 de septiembre en San Salvador, capital de El Salvador.
En este evento, de magna importancia, científicos y estudiosos de diversos países habrán de exponer y discutir causas y efectos de diversas enfermedades crónicas, epidemias y otros males sociales (drogadicción, alcoholismo, violencia, desnutrición, hambre desempleo, delincuencia) que afectan la “salud urbana”, en aras de encontrar soluciones a este grave desafío reconocido por ONU como “un derecho humano fundamental”, a pesar de que el 85% de la población mundial sigue viviendo en circunstancias tan precarias “que no se avanza en este derecho, no obstante los acuerdos internacionales que enfatizan la importancia de acceso igualitario y justo a los servicios básicos”, incluyendo servicios sanitarios, suministro de agua potable, protección ambiental, educación y viviendas que no alcanzan los niveles deseables, siendo escasos, tardíos y no suficientes, los esfuerzos realizados a nivel gubernamental y municipal para superar esta situación.
Cobra mayor interés y preocupación el tema en cuestión dado el significativo cambio climático entrado el Siglo XXI donde los fenómenos atmosféricos y telúricos se vienen sucediendo cada vez con mayor frecuencia e intensidad, dejando a su paso cuantiosas pérdidas de vidas humanas, desolación y ruina, afectando la producción y la economía y agravando la miserable condición humana de pobreza, miseria marginación y atraso en que mal vive la inmensa mayoría de nuestro pueblo y demás pueblos caribeños y de la región, tal quedó evidenciado con el terrible terremoto de México, el desastre devastador de Irma y María en su forzada ruta de contingencia geográfica, teniendo nuestro pueblo la buena fortuna del desvió previsible, no providencial, de sus trayectorias, causando notables daños pero no tan enormes que los sufridos por otras islas no menos creyentes ni piadosos que les tocó la peor suerte porque no basta solo rezar a un Dios misericordioso.
La rueda de la fortuna gira y no siempre nos será favorable. Vivimos en peligro constante y debemos mantenernos siempre alertas y prevenidos.
El objetivo de una ciudad sana, muy distante de la que vivimos es tener repuestas efectivas humanamente posibles para afrontar con éxito los graves males y deficiencias denunciados sin más dilación; lo que implica mayor acercamiento y colaboración de los organismos internacionales a nivel mundial, parejo con un renovado esfuerzo y disposición de nuestras autoridades y sus organismos competentes, el empoderamiento del sector privado empresarial y político, y la máxima capacidad del poder del ciudadano consciente de su rol, de su necesaria participación militante y solidaria para impulsar mayores avances hasta alcanzar la utopía: el disfrute de una mejor vida para todos, aquí en la tierra, más plena y más justa.