Dar las gracias es un hábito que a través del tiempo hemos perdido, sin darnos cuenta de su significado.

En nuestro transitar por la vida hemos encontrado personas amables, atentas, serviciales, dispuestas y con infinitas características positivas y bondades las cuales en algún momento han merecido un agradecimiento especial.

Y es que el arte de dar las gracias no debemos obviarlo, muy por el contrario reforzarlo cada día más y entender el gran significado de esta simple palabra.

En primer lugar agradecer a Dios por todo, la familia, la madre, el padre, los hijos, los amigos, el vecino, nuestros colaboradores. Agradecer la naturaleza, el sol que nos da la luz del día, la luna y las estrellas que iluminan y adornan la noche, la lluvia que moja nuestra tierra y en ocasiones nos refresca un clima caluroso.

Las plantas que nos dan oxígeno, la tierra que nos da sus frutos, por el aire que respiramos, por la salud, por la comida que nos llevamos a la boca, el techo que nos alberga, por nuestro trabajo.

Por nuestros sentimientos, por la habilidad de amar y querer a los demás, porque lo podemos demostrar, por la persona a nuestro lado que amamos y nos corresponde, porque tenemos libertad.

Hagamos conciencia de todas las cosas por la que a diario debemos agradecer, son muchas y más las bendiciones que Dios nos ha dado en su infinita bondad.

Debemos ser agradecidos de todo y con todos y entender el significado de un “Gracias” por cualquier cosa o simplemente por nada… por que despúes de todo cada segundo que respiras, cada cosa que puedes tomar entre tus manos, por que tienes manos, es más que un enorme motivo para ser agradecido.