Seguimos hablando y viendo con gran tristeza como se pierden los verdaderos valores que deben ser el sostén de la formación familiar basada en principios morales, honestidad y carácter.

Las personas íntegras son aquellas cuyas palabras van en consonancia con sus hechos y su conducta refleja sus valores inculcados.

 Seres humanos dignos de confianza, responsables, honestos, justos, sinceros, humildes.

La verdadera integridad se demuestra aun cuando nadie puede vernos.

Empero debemos reconocer como se ha perdido la INTEGRIDAD en el mundo.

Los seres humanos vamos por la vida sin medir las consecuencias de pagar cualquier precio por conseguir  el anhelado ÉXITO.

No existen límites para nuestras ambiciones y estamos dispuestos a lo peor con tal de alcanzar nuestros objetivos, incluso arrastrarnos hasta perder nuestra dignidad y no precisamente como serpientes, ya que estas por lo menos mientras se arrastran mantienen la cabeza en alto. El éxito sin honor es como una comida mal sazonada, tal vez satisfaga su hambre, pero no tendrá buen sabor.

Mientras, que bueno es llegar al final de nuestras vidas y saber que todo lo logrado fue en base a trabajo, sacrificio y porque no, un poco de suerte.

Qué bien nos sentimos con nosotros mismos cuando podemos disfrutar nuestros éxitos y saber que son el resultado del esfuerzo, la entrega, la perseverancia y un trabajo digno.

“Una vida de principios, de no sucumbir ante las seductoras sirenas de una moral fácil, siempre prevalece”….   Dennis Waitley.