POR EBONY LAFONTAINE
Se puede entender como canas al aire el salir a disfrutar para botar el golpe, el salir a disfrutar sin Pedro o María porque nos cansan, o simplemente salir para hacer algo no habitual. Sea cual sea el sentido que le demos al término, cada quien lo va a disfrutar en el sentido que le dé.
Echar unas cuantas canas al aire siempre será divertido, rejuvenecedor y las situaciones que se presentan serán inolvidables.
Intentar contar las canas al aire que se tiran en Santo Domingo sería imposible, pero si podemos decir que canas hay y se echan. Los bares y ambientes para echar canitas son muchos y diversos.
Días atrás con una amiga hicimos un tree-bar. Primero fuimos al que me gusta a mí, el Mesón del Arte, donde recibimos un concierto personalizado de esa gran artista y bohemia Teresa Aída -su propietaria-, ambiente familiar y cargado de emociones. Luego pasamos por Bari, donde las canas se confundían entre tintes y pechonalidades, un bar tradicional y exquisito.
Finalmente nos acercamos a Cienfuegos, un gran ambiente donde encontramos canas del ayer y políticos de hoy; canas femeninas bailando con la pubertad; canas masculinas al acecho de glúteos jóvenes o viejos, pero al acecho y con galantería.
El tree-bar fue tremenda gozadera, lo disfrutamos al máximo, al compás que ofrecía cada ambiente, sin perder el sentido crítico hacia los mismos.
Beber, bailar, fumar y tensión sexual… combinados o no, es el elemento común de las canas al aire, se traduce en evasión de soledad o lo que es lo mismo, búsqueda de compañía.