Salvador de Bahía, Brasil. En la tierra del escritor Jorge Amado, autor de Doña Flor y sus dos maridos, Gabriela, clavo y canela, Tocaia grande o Tereza Batista se respira un aire aún más contagiante de alegría. Salvador de Bahía, tierra de prolongadas fiestas y de felicidad -como una vez la denominó este célebre prosista- en estos días se adiciona un nuevo ingrediente en procura de no romper con el efervescente estilo de vida de los bahianos.
Desde el 10 de agosto pasado, Salvador y todo Brasil celebra con orgullo los 100 años del natalicio de uno de los intelectuales más amados y universal que ha parido el gigante de Sudamérica, y quien falleciera en el 2001.
Su esposa Zelia Gattai creó la Fundación Casa Jorge Amado, encargada de organizar la fiesta cultural que tiene como atractivo la ruta turística Los caminos de Jorge Amado.
Una interesante excusa para visitar Salvador, aparte de sus playas, casco antiguo -fundado por portugueses- centro urbano, música, shows de capoeira, museos, teatros, amplias avenidas, tiendas, bares y discotecas, es su oferta gastronómica, que es ¡riquísima!, a base de productos del mar y elaborada con aceite de palma, uno de sus secretos culinarios. La carne nunca falta, en especial el famosísimo rodizio.
Esta es una ciudad tan variada en sus ofertas que promete nunca aburrir al visitante, siempre y cuanto se haga acompañar de un buen guía, que le indique con inteligencia los lugares a visitar.
Pero al igual, Salvador de Bahía es una ciudad de contrastes: de ricos atractivos turísticos, culturales y gastronómicos, pero con elevados niveles de pobreza. Para muestra: sus favelas.
Sus playas. Itapuan, Pituba, Artistas y Porto da Barra figuran entre las más importantes y visitadas. Se extienden a todo lo largo de la costa Atlántica y la costa de la Bahía de Todos los Santos y son disfrutadas por nacionales y extranjeros sin importar la época del año.
Entérese: cuando el bahiano no está en fiesta, se está preparando para la siguiente, así nos comentó en medio de carcajadas el guía que nos paseó por parte de ciudad, previo a referirse a su famoso carnaval, uno de los mejores de Brasil, el segundo en importancia, luego del de Río de Janeiro.
En Salvador, como le denominan los brasileños, existen tres circuitos carnavaleros: Osmar, que es el más antiguo y por él desfilan os blocos (comparsas) más tradicionales de la fiesta; el Dodó, sobre el que ubican los palcos de los artistas famosos y el Batatinha que pasa por el Pelourinho, su centro histórico, un lugar repleto de construcciones coloniales pintadas de diferentes colores, certificado por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad. Dentro de su gran valor histórico destaca ser la primera ciudad de Brasil y primera capital. Otra excusa para visitarla.