Salvadoreños celebran canonización de Monseñor Arnulfo Romero en el Vaticano

Salvadoreños celebran canonización de Monseñor Arnulfo Romero en el Vaticano

Faithful gather prior to a canonization ceremony in St. Peter's Square at the Vatican, Sunday, Oct. 14, 2018. Pope Francis canonizes two of the most important and contested figures of the 20th-century Catholic Church, declaring Pope Paul VI and the martyred Salvadoran Archbishop Oscar Romero as models of saintliness for the faithful today. (AP Photo/Andrew Medichini)

CIUDAD DEL VATICANO
El papa Francisco encabezó ayer la canonización de dos grandes personajes de la Iglesia católica en el siglo XX: el papa Pablo VI, quien supervisó la modernización de las reformas de la Iglesia en la década de 1960, y el arzobispo Oscar Arnulfo Romero, emblemático defensor de derechos humanos que fue asesinado al defender a los pobres de su El Salvador natal.
En señal de la gran influencia que ambos hombres tuvieron en el primer papa latinoamericano de la historia, Francisco celebró la misa de canonización usando el cíngulo manchado de sangre que Romero llevaba cuando fue asesinado a tiros en 1980 así como el báculo, cáliz y estola de Pablo VI.
Mientras el papa celebraba la misa, retratos de los dos hombres ondeaban colgados en las galerías de la Basílica de San Pedro, junto con los de otras cinco personas que también iban a ser canonizadas en el oficio, con la intención de mostrar a los jóvenes que gente de todo tipo puede alcanzar la santidad.
Unos 5,000 salvadoreños realizaron una peregrinación a Roma para la ceremonia, y miles de personas más se desvelaron toda la noche para verlo en televisores afuera de la catedral de San Salvador, donde yacen los restos de Romero. Presidentes, una princesa y representantes de iglesias cristianas también estuvieron entre invitados y testigos de la misa.
El papa también elevó a los altares a la monja Nazaria Ignacia de Santa Teresa de Jesús, que nació en Madrid, pero realizó su mayor labor religiosa en Bolivia. Los seguidores bolivianos de la madre Nazaria Ignacia celebraron su canonización con velas, incienso, oraciones y una misa la madrugada del domingo en una iglesia en el departamento de Oruro, la misma donde pudieron ver la misa de canonización transmitida desde el Vaticano.
Como miembro de la orden Hermanitas de los Ancianos Desamparados, durante más de 12 años, se dedicó al cuidado de los ancianos.
En su homilía, Francisco calificó a Pablo VI como «profeta de una Iglesia que se abrió al mundo» a fin de cuidar de los pobres. Añadió que Romero dio su vida y su seguridad física «para estar cerca de los pobres y su pueblo».
Advirtió además que los que no sigan esos ejemplos de dejar atrás las riquezas materiales corren el riesgo de no encontrar a Dios. «La riqueza es peligrosa y, como dijo Jesús, incluso hace difícil la salvación», expresó Francisco. «El amor al dinero es la raíz de todos los males», declaró. «Donde sea que el dinero está al centro de todo, no hay espacio para Dios ni para el hombre».
Para muchas personas, la canonización es la culminación de una campaña politizada y tensa para lograr que la Iglesia honre formalmente a un hombre que denunció públicamente la represión de la dictadura militar salvadoreña al comienzo de la guerra civil, que duró de 1980 a 1992.
«Estoy aquí para darle gloria a monseñor Romero», dijo Aida Guzmán, salvadoreña de 68 años que portaba un cuadro con fotografías de «los mártires de la Iglesia salvadoreña» mientras marchaba en una procesión nocturna en San Salvador. «Él es una luz para nuestro pueblo, la inspiración para todos».
Romero, arzobispo de San Salvador, fue asesinado a tiros por escuadrones mientras celebraba una homilía el 24 de marzo de 1980 en la capilla de hospital.

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