Hasta vacunar la población, necesitaremos medidas para detener el virus
La pandemia de la influenza, llamada gripe española, cobró más de 40 millones de vidas en 1918 antes de que esta remitiera por el “efecto rebaño” de los sobrevivientes, con anticuerpos para enfrentar el virus.
Pero hasta ahora solo hay apenas un millón y seiscientos mil muertos, con cinco veces la población mundial unos entonces, en tanto que circulan muchos miles de barcos, centenares de miles de aviones y millones de autos y motores que se desplazan por doquier, con solo 130 millones de contagiados.
De manera que hasta que se vacune la población solo podemos contener esa plaga con medidas de higiene, mascarillas, toma de temperatura y distanciamiento físico.
El país padece los efectos de una tercera ola de la pandemia de covid-19, con un gran impacto negativo sobre nuestra salud y economía. El Estado, que es la expresión política de la voluntad de la nación, debe protagonizar a ese respecto la defensa de los mejores intereses del conglomerado humano que representa.
Si bien los ciudadanos como entes individuales pueden alegar el derecho a tomar las decisiones que consideren mejor para sus intereses; los servidores del Estado y los que se benefician de su solidaridad no pueden negar su concurso para hacer posible la protección colectiva.
Por esas razones, como médico psiquiatra y psicólogo social, con sesenta años de trabajo, propongo lo siguiente:
1- Los responsables de que se respete el toque de queda en los lugares públicos son los gerentes y dueños de los mismos, por lo cual no deben despachar comidas y bebidas después de la hora establecida y deberían pagar una multa considerable, más el cierre por tres días, y en caso de reincidencia el doble de la multa y hasta un mes de clausura, sin padrinos que valgan.
2- Las personas que viven hacinadas en una habitación y buscan un poco de aire puro y algo de distracción en la puerta de su casa no hacen daño si mantienen sus mascarillas y una actitud de respeto al protocolo establecido. De lo contrario debieran realizar trabajo comunitario y las multas dictadas por un tribunal municipal.
3- Tiene total legitimidad que se haga obligatoria la vacunación para todos los empleados públicos, nacionales y municipales; así como para los beneficiarios de los programas de bienestar y protección social; para que éstos tengan acceso a sus salarios y emolumentos solo cuando éstos sean vacunados contra el coronavirus. La sociedad dominicana lo reconocerá.
4- Los poderes del Estado no deben ser timoratos para hacer valer la seguridad colectiva por encima de la ignorancia, los temores y los egoísmos, porque cada mes que pasa causa cientos de vidas y se pierden incalculables recursos económicos, porque la Constitución debe ser interpretada siempre en favor de los derechos colectivos sobre los individuales.
5- No hay que olvidar que nos estamos jugando la suerte de nuestra nación. Definitivamente, el papel del estado es salvaguardar la salud pública por encima de argumentaciones y motivos individuales, que en este caso ponen en grave peligro la vida y la estabilidad económica del país.
Tiene total legitimidad que se obligue vacunar a todos los empleados públicos