Yaque del Norte, el ex río, hoy una angosta franja de agua degradada, altamente polucionada, pestilente, nauseabunda, una virtual cloaca que los santiaguenses ofenden inmisericordemente, se anunció el día ocho del presente mes un proyecto para mitigar su ofensa en el discurrir por Santiago de los Caballeros, un trayecto de 22 kilómetros.

Yaque del Norte, la mayor y más luenga cuenca hidrográfica del Caribe, otrora el Nilo dominicano, con una longitud de 238 kilómetros desde su nacimiento en el firme de la eminencia La Pelona o Rusilla y el pico Duarte, hasta entregarse al océano Atlántico a tres kilómetros de Montecristi, parece que será sometido a un proceso de saneamiento en su discurrir por el primer Santiago de América.

Convergen en el proyecto la Secretaría de Medio Ambiente, el cabildo santiaguense, CORAASAN, Asociación para el Desarrollo y la firma brasileña Andrade & Gutiérrez, S. A.

Conforme a las maquetas del proyecto que insertó La Información el día ocho, observo que se trata de desarrollos urbanísticos y paisajistas reburujado con saneamiento, que es el pretexto para lo otro.

Más de 17 toneladas de desperdicios lanzan a diario al afluente los santiaguenses encallecidos de conciencia y de certeras virtudes cívicas y cero coeficientes de educación ambiental y privan a la cloaca que es Yaque del Norte de vida ictícola por los químicos a altas temperaturas que eliminan el plancton y el oxígeno.

Es desde Jarabacoa que se inicia la agresión al Yaque del Norte cuando se vierten toda suerte de detritus y boyan plásticos y envases de toda estructura.

Por sobre un proyecto como el descrito, debe prevalecer una campaña de educación, un reordenamiento de plantas de tratamiento a las industrias que degradan a Yaque del Norte y un trabajo permanente de inspección para que Yaque del Norte recupere la potabilidad perdida que fue delicia de mi generación.