Salvemos al bubí

Salvemos al bubí

POR FÁTIMA ÁLVAREZ
A pocas millas de la costa montecristeña y como hijos desperdigados del Gran Dromedario Dormido, se levantan unos pequeños promontorios llamados cayos Los Siete Hermanos. Estos cayos, de nombres tan curiosos como Monte Chico, Ratas o Cayo Muerto, entre otros, son la reserva de vida de los bubíes, aves nativas de la especie Anous stolidus, de la cual el rapto de sus huevos se ha convertido en una escisión en la soberanía nacional.

Aunque el Decreto 32-87 prohíbe la cacería, recolección de nidos, huevos y plumaje de las aves silvestres, como una medida precautoria para impedir su extinción, los bubíes se han convertido en el blanco del interés de haitianos, y uno que otro dominicano, que consideran sus huevos con poderes afrodisíacos, por lo que la recolección en grandes cantidades, pone en riesgo las poblaciones de estas aves.

Al mejor estilo de los corsarios que desde siglos atrás asolaban la región, una barcaza haitiana de raídas y sucias velas fue sorprendida por un funcionario dominicano y sus acompañantes cuando, aprovechando la oscuridad de la noche, robaban los huevos de los nidales de los bubíes en uno de los cayos que forman parte del Parque Nacional Montecristi.

Este parque, reserva de vida de variados elementos de la fauna y flora dominicana –el bubí es uno de ellos–, comprende la ensenada de Estero Balsa, parte de la bahía de Manzanillo, la desembocadura del río Yaque del Norte y los cayos Cabra, Fraile y Los Siete Hermanos.

Avistados los ladrones, emprendieron la huída no sin antes dejar muestras fehacientes de sus fechorías. Esta acción, puesta en conocimiento de las autoridades, motivó a la formación de un proyecto denominado «Salvemos al bubí», que busca preservar no sólo esta ave nativa, sino también las aguas territoriales nacionales de cualquier intruso que osare tomarlas sin la debida licencia.

El proyecto, pequeño en recursos, pero grande como propuesta de preservación de la fauna, incluye las labores de vigilancia de la Marina de Guerra, de la Secretaría de Medio Ambiente, como entidad responsable del cuidado y preservación de los recursos naturales; de la Secretaría de Finanzas, como organismo donador de los recursos y de la comunidad representada en las asociaciones civiles de la provincia de Montecristi.

Además de la supervisión y monitoreo costeros por parte de las Fuerzas Armadas, el proyecto reducirá el saqueo y cuantificación de los nidos y de los bubíes existentes en el Parque Nacional de Montecristi, elaborará material educativo, campañas de promoción y concienciación de las comunidades, según especificaron ejecutivos de la Secretaría de Medio Ambiente.

Sobre el bubí

Los bubíes son especies típicamente marinas, aunque pueden vivir en lagos, lagunas y ríos. Están distribuidos por todas partes del mundo, excepto en el continente antártico.

Estudiosos de la fauna señalan que hay unas 47 especies en la subfamilia Larinae y 43 en la Sterminae, la cual se haya representada por 10 especies en la isla Hispaniola.

La que nos ocupa es el Anous stalidus, llamadas bubíes por los pescadores.

Los bubíes juveniles son similares a los adultos, pero carecen de la corona blanca, son un poco más pálidos y poseen una línea blancuzca que se extiende desde el pico hasta por encima del ojo. El bubí está distribuido en las islas Bahamas, Florida, Antillas Mayores y en parte de la región tropical y subtropical del mundo.

Puede alcanzar una longitud de 15 pulgadas aproximadamente. Las hembras y los machos son similares.

Bryant, estudioso del tema, reporta la especie como abundante lejos de la costa y Cory, otro experto, como común durante los meses de verano.

Los cayos Los Siete Hermanos constituyen un hábitat adecuado para el anidamiento de estas aves, por lo que se requiere de una protección más eficaz sobre esta área. Estas informaciones están basadas en estudios realizados por la Dirección de Vida Silvestre y Biodiversidad de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales.

CURIOSIDADES

Una de los beneficios que estas aves otorgan a los pescadores es que su presencia en un lugar determina abundancia de pesca. El bubí es un excelente buzo y lo demuestra al lanzarse al mar desde grandes alturas en busca de alimento. Una vez capturado el pez, lo lleva a la superficie. Pasa gran parte de su vida en el mar y llega a las costas sólo para anidar. Aunque parece que se sientan sobre el nido, en verdad se quedan parados calentando los huevos sólo con las patas. Su nombre se origina del inglés «booby», que es sinónimo de «estúpido» en el lenguaje de los antiguos marineros ingleses, ya que no se defendían ni volaban al ser acosados. Los marinos los golpeaban en la cabeza para matarlos y consumirlos.

(Tomado del calendario 2005 de la Shell)

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