Salvemos el mural de Silvano Lora

<p>Salvemos el mural de Silvano Lora</p>

JUAN BOLÍVAR DÍAZ
Los que diseñaron la remodelación del edificio de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) incurrieron en un mayúsculo dislate al concebir un mural en su frontispicio que tiene como figura central al doctor Joaquín Balaguer, pero es una grave provocación que al mismo tiempo hayan anulado el mural de Silvano Lora pintado al fondo de su paraninfo.

Se puede comprender que en la confusión de valores que afecta a una gran parte de los actuales líderes políticos nacionales, se manifieste tanto ardor en rendir homenaje al autócrata que sojuzgó las libertades públicas por lo menos durante sus primeros 12 años de gobierno, cobrando la vida a cientos de dominicanos y dominicanas.

Es obvio que muchos de nuestros líderes políticos llevan un balaguerito en el fondo de sus sueños. El expresidente ha quedado en la historia como el sinónimo del éxito político, por haber dominado el escenario nacional durante cuatro décadas, aunque hubiese sido a costa de reprimir las libertades públicas y de mantenerse en el poder con mascaradas electorales, que por lo menos en dos ocasiones ni siquiera permitieron la participación de sus opositores.

Pero hay demasiado espacio en el territorio nacional para rendir homenaje a este extraordinario político. Ya los mismos partidos que fueron víctimas de sus maquinaciones lo declararon “padre de la democracia”, y han bautizado con su nombre puentes, calles, avenidas y carreteras. Se puede reconocer que su mayor mérito fue erigir muchas obras materiales de ese tipo. Pero el pequeño territorio de la UASD debería quedar libre de ser balaguerizado. Porque lo menos que hizo el caudillo de Navarrete fue contribuir a la educación del pueblo dominicano y particularmente se empeñó en sojuzgar a la UASD, la cual intervino militarmente en numerosas ocasiones, con terribles saldos de represión y sangre, como en la de 1972, cuando sus tropas asesinaron a la estudiante Sagrario Ercira Díaz Santiago, precisamente de la Facultad en remodelación.

Es inolvidable la imagen del rector Jottin Cury, conducido preso en una perrera policial tras una de aquellas incursiones militares en la más antigua universidad americana. Ni la de aquellos generales requisando libros y afiches facultad por facultad. Como tampoco la agonía de Sagrario Ercira ni las luchas por un presupuesto de medio millón de pesos para la UASD.

Ese mural es una provocación llamada a revertirse en repudio, concebida por gente carente de memoria política, de valores democráticos y de conceptos sobre lo que es una universidad. Pero lo inconcebible es que se pretenda tapar el mural pintado hace una década por el fallecido Silvano Lora, declarado en el 2004 por la Cámara de Diputados como Artista Nacional y su obra como Patrimonio Cultural, bajo el pretexto de que no se adecuaba a la remodelación del paraninfo, como si fuera una afrenta, cuando lo que correspondía es que el diseño tomara en cuenta esa obra de arte que llevaba allí una década.

En ese paraninfo fue donde el profesor Narciso González pronunció su último discurso denunciando el fraude electoral de 1994, un día antes de ser secuestrado y asesinado por sicarios balagueristas a fines de mayo de ese año. En el vídeo que lo recoge se aprecia en toda su magnitud el mural de Silvano Lora.

Si como se cree el mural no fue borrado, como alguien pretendió, todavía hay tiempo de enmendar tal dislate, responsabilidad que recae fundamentalmente en el Consejo Universitario, como han solicitado los familiares del artista y la fundación taller que lleva honrosamente su nombre.

Si el Consejo Universitario, y particularmente el rector Roberto Reyna, no rescatan el mural de Lora, corresponde a toda la comunidad universitaria y nacional reclamarlo.

Las generaciones que se forjaron en la UASD en aquellos años en que la lucha por las libertades y la democracia era cuestión fundamental, deben salir de la indiferencia y levantar su voz para que se corrija ese bárbaro acto primitivo, como lo califican la Fundación Taller Silvano Lora y los familiares del artista.

La degeneración y el pragmatismo político que corroen la vida nacional y pretenden borrar la historia no puede llegar a ese grado de salvajismo sin provocar una enérgica reacción al menos de quienes siguen creyendo que aquellas luchas estaban inspiradas en los más altos valores sociales. Y por respeto a los que ofrendaron sus vidas para evitar que la autocracia balaguerista sumiera a la nación en otra tiranía.

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