¡Salvemos la UNPHU!

¡Salvemos la UNPHU!

HECTOR RODRIGUEZ
Este es uno de mis objetivos del nuevo año: iniciar una campaña para contribuir a salvar la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña, UNPHU. Esto, por considerar que esta Universidad por sus grandes aportes al desarrollo nacional y a la democracia dominicana, constituye un verdadero patrimonio nacional que merece ser salvaguardado. La UNPHU, otrora considerada la más grande y pujante universidad privada del país, se encuentra hoy inmersa en una profunda crisis financiera, académica y gerencial que pone en peligro su futuro.

Algunas pinceladas de esta crisis son las siguientes: reducción considerable de la población estudiantil, cierre de algunas carreras, grandes dificultades financieras, empobrecimiento de los servicios estudiantiles y profesorales, dificultad para pagar el salario a los profesores (con todas las consecuencias negativas para su motivación y autoestima), desmoramiento de la comunidad académica, cancelación y conflictiva de ejecutivos y funcionarios, renuncia de ejecutivos y funcionarios, demandas judiciales por motivos laborales, pérdida de liderazgo hacia dentro y hacia fuera, falta de estabilidad para su planificación estratégica y merma de su imagen pública.

Estas significativas debilidades, sin embargo, no opacan la larga lista de aportes y logros que la UNPHU ha puesto al servicio del país. Fundada en 1966, por más de 150 eminentes profesores e investigadores de todas las áreas del saber y teniendo como primer rector al arquitecto José Antonio Caro Alvarez, se convirtió en escenario de debate de las ideas democráticas de la nueva sociedad dominicana surgida con la revolución de abril; llegado a tener las mejores facultades de Odontología, de Medicina, de Educación, de Ciencias Agronómicas y Veterinarias; la mejor Escuela Diplomática y Consular. Ha aportado al país unos 25,000 profesionales, sus egresados de Medicina que han ido a ejercer en los Estados Unidos, se cuentan entre los profesionales con mejores calificaciones a nivel mundial, según datos del American Medical License Examination (USMLE).

Entre sus logros cuentan además el haber sido la primera sede de la Asociación de Universidades del Caribe, UNICA, el haber sido gestora de la Asociación de Rectores de Universidades Dominicanas, ADRU, la realización de Programas de Arquitectura del Caribe, la administración del Zoológico Nacional y el desarrollo de postgrados y carreras que se inscriben en el marco de la globalización.

Hoy esta universidad padece una profunda crisis que la convierte en una institución «reducida», «amenazada», «empobrecida» y «debilitada», crisis que una vez superada puede convertirla en una institución renovada y fortalecida. Frente a esta realidad, sin embargo, la UNPHU no puede minimizar la importancia de la crisis por la que atraviesa. Debe abocarse a detener el avance de dicha crisis lo que exige actuar con prudencia y con transparencia pero con la debida celeridad, el tiempo y la rapidez con que se actúe puede significar la salvación de esta institución.

Pero al mismo tiempo que la UNPHU toma consecuencia de su crisis debe también disponer de una estructura de gestión para manejar la misma, que bien pudiera adoptar la modalidad de un Comité de Crisis ampliado o de un Fondo de Rehabilitación Institucional con aportes públicos y privados, y que involucre a su órgano de gobierno, a su comunidad académica, a sus egresados y a los ciudadanos e instituciones que están dispuestos a contribuir con soluciones posibles, amparados en el lema de la universidad que reza «Todo aquel que tenga algo que aprender o enseñar será bien recibido».

La UNPHU debe entender también que las crisis generan cambios y debe, por tanto, dedicar tiempo y recursos para emprender un proceso de renovación profunda que garantice su pertinencia, su calidad y su competitividad.

No es nuestra intención señalar a la Fundación Universitaria Dominicana, institución que patrocina a la UNPHU, ni a sus autoridades académicas lo que deben hacer, se trata de levantar una voz solidaria para llamar a salvarla, con el mismo celo que se da la voz de alerta cuando arde la casa del vecino.

Es por eso que llamo a organizar una campaña para salvar la UNPHU. El país no puede darse el lujo que esta institución muera. El Señor Presidente de la República, los legisladores, los empresarios, los egresados, los ciudadanos pueden hacer posible la rehabilitación y el fortalecimiento de la UNPHU. En el marco de la sociedad del conocimiento, cuando el saber se considera parte de la riqueza de los pueblos, no podemos permanecer indiferentes frente a la muerte lenta de una universidad tan prestigiosa. A todos ellos los llamamos a unirse a nuestro clamor de salvar la UNPHU.

Tal como lo expresara Jacques Delors: «En su condición de centros autónomos de investigación y creación del saber, las universidades pueden ayudar a resolver algunos problemas de desarrollo que se plantean a la sociedad. Son ellas las que forman a los dirigentes intelectuales y políticos. A los jefes de empresa del futuro y a buena parte del cuerpo docente. En su función social, las universidades pueden poner su autonomía al servicio del debate sobre los grandes problemas éticos y científicos a que deberá enfrentarse la sociedad». Y la UNPHU ha sabido asumir con honor y entereza este papel, por eso vale la pena salvarla.

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