EFE. REPORTAJES. Cientos de ballenas jorobadas recorren cada año miles de kilómetros para aparearse y dar a luz en la bahía de Samaná, en el nordeste de República Dominicana, un ritual que realizan desde hace siglos y que demuestra la fidelidad de éstos mamíferos marinos a las cálidas aguas de este país americano.
Los cetáceos que visitan República Dominicana entre el invierno y la primavera llegan de Islandia, Groenlandia, Canadá y la costa norte de Estados Unidos.
El país caribeño recibe en el año la visita de otros mamíferos, entre ellos el delfín nariz de botella y la ballena piloto, aunque su avistamiento no es tan frecuente como el de las ballenas jorobadas, explicó a Efe el biólogo Peter Sánchez, coordinador de la Temporada de Observación de Ballena Samaná 2009.
Sin embargo, son las ballenas jorobadas las que atraen la mirada de las miles de personas que visitan entre diciembre y finales de marzo la Bahía de Samaná y el Banco de la Plata (norte), ambos lugares declarados Santuario de Mamíferos Marinos.
El boom con las ballenas jorobadas se explica porque son más abundantes, dan un mayor espectáculo y llegan a la nación caribeña con fechas establecidas, afirmó Sánchez.
Es sorprendente el espectáculo que éstos mamíferos marinos ofrecen a las miles de personas de diferentes nacionalidades y edades que visitan la Bahía de Samaná.
Los cetáceos saltan dejando ver sus impresionantes lomos, coquetean con los espectadores, y luego se sumergen en el agua unos metros adelante, dejando más que satisfechos a los espectadores.
La necesidad de respirar hace que salgan a la superficie, realicen saltos dignos de un acróbata y se exhiban sin timidez ante un público que aplaude cada uno de sus movimientos.
Estos mamíferos marinos miden alrededor de 15 metros y su nombre se debe a la forma de joroba que a menudo presentan en la base de la aleta dorsal.
Sus largas y blancas aletas les facilitan la movilidad y estabilidad bajo el agua, e incluso se dice que les permiten desde maniobrar hasta guiar a las crías.
Solo los machos de ballenas jorobadas emiten los llamativos sonidos que, según distintas teorías, producen para definir su territorio o para cortejar a las hembras.
Resultados de investigaciones afirman que los mismos mamíferos marinos que pasan el verano en Nueva Inglaterra (Estados Unidos) pasan el invierno en República Dominicana.
Esto demuestra la fidelidad de las ballenas con las cálidas aguas de República Dominicana.
Cambio climático, cruceros y contaminación. Las ballenas jorobadas son dominicanas, pero viven fuera, argumentó el biólogo dominicano, quien advirtió que el cambio climático podría hacer que éstas se vean forzadas a cambiar de refugio para aparearse y parir sus crías.
Si las aguas dominicanas cambian de temperatura para estas fechas, ellas (las ballenas) podrían verse obligadas a buscar otros lugares donde existan las aguas cálidas que necesitan, afirmó el biólogo dominicano.
Pero no es sólo el cambio climático: la presencia de las ballenas jorobadas en las aguas dominicanas también podría verse afectada por los cruceros en la zona y la contaminación.
Esto representaría un duro golpe al turismo nacional, reconoció Sánchez, quien estimó en 25,000 las personas que visitarán esta temporada las ballenas jorobadas en el país.
Zoom
Observatorios
Las autoridades evalúan construir dos observatorios terrestres en el santuario con la intención de aumentar el número de visitantes a la zona, sin afectar a estos mamíferos marinos. El propósito es, según el secretario de Medio Ambiente, Jaime David Fernández, reducir en el futuro el número de barcos, de manera que no lleguemos a hostigar a las ballenas.