Si en esta Semana Santa usted desea ir a un destino hermoso, de exuberantes bellezas naturales, con la hospitalidad propia de nuestra gente y hacia donde podría desplazarse rápido y seguro, ahí le espera la península de Samaná, en la parte nororiental de la isla.

Balnearios de playas en las bahías del mismo nombre de la provincia, como los de Cayo Levantado, Rincón, Las Cayenas del Mar, Las Galeras y Los Cacaos, entre otros, esperan a los bañistas que gustan de las olas de aguas azules, templadas y la suave arena.

También está la opción de disfrutar las hermosas playas de la parte oriental de la bahía Escocesa, ya en el océano Atlántico norte, a ambos lados de Las Terrenas, en Cosón, Playa Bonita, Barbacoa y otras.

Para bañarse en aguas dulces, de ríos, Samaná tiene el extraordinario salto: El Limón, y el cauce frío, pero relajante, de La Fuente, en la ruta entre Sánchez y el municipio cabecera, donde el visitante siente el placer de las suave brisa del malecón, frente a los cayos que -unidos por un largo puente peatonal- muestran un escenario inimaginable para muchos.

Llegar es fácil, rápido y seguro. Ya desplazarse a estos hermosos escenarios paradisiacos es fácil, rápido y seguro.

Basta tomar la autopista Juan Pablo II, que inicia en Las Américas, hasta Rincón de Molinillos, donde doblas a la derecha por el Boulevard Turístico del Atlántico, que te da la opción de seguir derecho por Sánchez, Punta Gorda, Los Corrales, Arroyo Barril y otras comunidades hasta llegar a la ciudad de Samaná, o girar a la izquierda en El Catey para tomar la ruta de paso por Playa Bonita, Cosón, Barbacoa, Las Terrenas y El Limón antes de arribar al principal municipio de la provincia.

En ambos casos, el desplazamiento es rápido, sobre vías bien pavimentadas, en un entorno de bellos paisajes, con servicios de seguridad vial y auxilio de emergencia 24/7, reductores de velocidad y radares de luz solar en el tramo que atraviesa el parque nacional Los Haitises.

Algunos conductores expresan, cierta inconformidad porque hay estaciones de peaje en la autopista Juan Pablo II y una en la carretera que parte de El Catey a Samaná, vía Las Terrenas, porque tal vez ignoran que el buen estado de las vías y la existencia de esos estándares de seguridad y asistencia al viajero son el resultado de la inversión privada en construirlas y acondicionarlas, aunque es comprensible que todo cuanto implica apelar al bolsillo resulta incómodo para el ciudadano común.

Sin embargo, vale la pena tomar en cuenta que usando estas carreteras se llega más rápido a estos destinos, por lo que además los vehículos se deprecian menos mecánicamente, tienen mayor vida útil, consumen menos combustibles y conservan más los neumáticos.