Samuel Santana – Consecuencias del aborto

Samuel Santana – Consecuencias del aborto

Desgraciadamente, cada vez más el aborto se convierte en una práctica común y corriente.

Según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en América Latina y el Caribe se practican anualmente 4,2 millones de abortos, cifra que cada año va en aumento.

Y muchas son las razones que conducen a esta cruenta decisión.

Podríamos mencionar, en primer lugar, la difícil situación económica por la que en un momento determinado pasa una pareja. Tras el embarazo, los padres se convencen de que no están en capacidad de asumir la responsabilidad de mantener y dedicar tiempo a un hijo.

En segundo lugar, se recurre al mismo porque no se planificó en esos momentos la tenencia de una criatura.

También ha habido concepciones que son el fruto de una relación ilícita, de infidelidad, de una pasión desbordada entre novios inmaduros o, en el más complejo de los casos, de una violación.

Sin importar cual sea la razón que justifique esta decisión, lo cierto es que el aborto produce luego un estado emocional muy difícil en la vida de la mujer.

«Creía que había tomado la mejor decisión hasta que vi a mi bebé muerto dentro de un frasco», fue la declaración de una madre a un consejero cuando relataba lo que había hecho.

«Mi corazón se estremeció y por años he sufrido del síndrome post aborto. La situación con mi marido se ha puesto muy difícil porque ambos nos culpamos.

Nunca lo he perdonado y, mucho menos, lo he hecho conmigo misma», afirmó.

Se ha determinado que las mujeres que abortan un hijo les queda siempre un sentimiento de dolor, de angustia, vergüenza y de humillación.

Se trata de un acto cuya culpa pesará en la conciencia por el resto de la existencia, salvo que se produzca un proceso de curación emocional muy profundo.

Siempre suelen aparecer las imágenes de un cuerpecito tierno e indefenso despedazado.

Es que sin importar cuál sea el método de aborto usado, como quiera que se ha haga se produce una imagen muy dolorosa, inhumana, salvaje y sangrienta.

Veamos algunos de ellos: Envenenamiento salino. Mediante este método se produce la quema de la piel de la criatura, su envenenamiento, la deshidratación y el sangrado o hemorragia del cerebro y de los demás órganos.

Succión. A través de un tubo hueco se succiona el cuerpecito desmembrado y, luego, se extrae su cerebro con una pinza.

Dilatación o curetage. Con un cuchillo filoso se corta en pedazos a la indefensa criaturita para extraerle cada partícula a través del cuello de la matriz.

D & X. Este es uno de los métodos más sangrientos. Tras sacar los pedazos, se incrusta una tijera en la cabeza tierna del bebé y se extrae su cerebro a través de la succión.

La perdida de la criatura y el proceso como fue hecho dejan unas

consecuencias psicológicas muy traumáticas.

El dolor se acrecienta porque se trata de una decisión tomada en contra de los valores propios y de las creencias ya establecidas en la vida de la persona. Y esto genera, entonces, un gran sentimiento de culpa y de vergüenza.

Las mujeres que acaban con la vida de sus hijos suelen, luego, encerrarse en si mismas. No buscan ayuda ni consejería.

La angustia, la ansiedad, la depresión, la baja autoestima, el insomnio, la neurosis, las enfermedades psicopaticas, la tendencia al suicidio, los recuerdos dolorosos y las pesadillas, en las que aparecen los restos del niño abortado, se apoderan de estas madres.

A diferencia de lo que ocurre con la perdida de un ser humano por otras razones, el aborto no permite a la madre pasar por el proceso del duelo. Por varias razones.

Ellas no tienen derecho a llorar por una perdida que fue provocada. No se realiza algún servicio religioso para recordar al ser querido. No hay evidencia de la persona, tales como fotografías o vídeos. Sienten el rechazo y la acusación de los demás. Y no hay muchos lugares a donde ir en busca de orientación o de ayuda.

En esto se ha determinado que las iglesias juegan un papel de primer orden en el proceso de curación del alma.

De no encontrar la recuperación, la mujer será victima de un proceso emocional que afectará todas sus relaciones futuras.

Entre las cosas que se recomiendan para lograr la superación están el que cuenten su historia a alguien de confianza, perdonarse así misma e identificar y liberar el dolor por la perdida.

Sin embargo, de algo hay que estar consciente, aunque el dolor emocional puede ser curado, todavía quedarán las consecuencias físicas: posibles perforaciones del útero, trastornos menstruales, infecciones, aumento del riesgo de esterilidad, cáncer mamario y aborto espontáneos.

Todo esto indica que el aborto no es la mejor decisión. Y de hacerlo, el precio es muy alto. Hay que pensarlo muchas veces antes de hacerlo.

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