Samuel Santana – El Episcopado y las Asambleas de Dios

Samuel Santana – El Episcopado y las Asambleas de Dios

Durante la celebración de su Sexagésima Quinta Convención Nacional, el Concilio Evangélico de las Asambleas de Dios expresó lo que era su preocupación por una serie de situaciones difíciles que en estos momentos, aquejan a la nación dominicana.

Esta organización protestante consideró que desde el año pasado el país ha venido atravesando por una profunda crisis en diversos ordenes de la vida nacional por varias razones, lo que, según entiende, causó mucha desesperación y preocupación.

Los partidos políticos, la Junta Central Electoral, la actitud y manejo del Presidente de la República ante la cosa pública y el sistema judicial fueron el blanco de los pareceres de las Asambleas de Dios.

Sin tapujo alguno consideró que los partidos políticos tienen que cambiar su comportamiento tradicionalista y empezar por no seguir produciendo una brecha tan grande entre sus ofrecimientos desbordados y la solución real de los problemas que por años han golpeado al país.

A pocos días de este pronunciamiento, la Conferencia del Episcopado Dominicano lanzó una carta pastoral al país en la que arremetía contra un estado de ánimo preocupante que se ha apoderado de nuestra sociedad.

«Con los defectos y prevaricaciones hemos llevado a la nación a la grave situación en que está metida», afirmó.

Aunque la entidad católica buscó levantar el estado de ánimo de los dominicanos y estimularnos a luchar por preservar y mantener por buen camino los destinos de la nación, logró, al mismo tiempo, llevarnos a reflexionar sobre la crisis y nuestra actitud .

Estas dos entidades religiosas representan el ejemplo de cómo los políticos y el Gobierno han sido bombardeado con una gran cantidad de pareceres, consejos y orientaciones sobre el destino del país y la situación que se vive en estos momentos.

En nuestro país hay mucha preocupación.

Y ya no se teme tanto a lo que de hecho nos está ocurriendo, sino al empeoramiento desbordado e incontrolable de todo este cúmulo de males picantes.

Hoy por hoy los dominicanos estamos inmersos en una agudización de males y de dificultades que no parecen tener solución.

Y no es porque no hay solución, sino porque los políticos y las autoridades se han avocado a considerar y valorar cosas que son sólo de sus intereses particulares.

En lugar de concentrarse en buscar alternativas y una forma viable para la existencia tranquila de los dominicanos, el Presidente de la República está corriendo sólo detrás de mantenerse en el poder. Esto está llevando no sólo a que se descuiden muchas cosas en este país, sino a que se inviertan cuantiosos recursos económicos y de tiempo en apetencias personales.

La situación está tan difícil en esta país, que uno a veces ni siquiera puede imaginarse como están sobreviviendo tantos dominicanos pobres.

¿Tendrá la gente realmente ánimo de ir a votar en las próximas elecciones?

Y todavía no es nada. Aún está por verse una campaña política sumamente candente y repleta de dimes y diretes en el afán por conseguir el poder en las elecciones presidenciales venideras.

A la carestía de los alimentos, del dólar, de los servicios y a la falta de medicamento, desánimo y poca esperanza, se sumara la inundación de propaganda y promoción de candidatos políticos y de mensajes duros contra los contrincantes.

De no haber prudencia, comedimiento y sensatez, entonces tendremos un panorama tétrico.

Hay que prestarle atención a la declaración de que se le haría mucho daño al país si la violencia, la intriga y las discusiones estériles se apoderan del ambiente.

Ciertamente hay que colocarse a la altura de las expectativas desesperadas del pueblo y hay que evitar agotar el único hálito de esperanza y paciencia que les queda a los pobres, pues seguir jugando con esta situación, es preparar el caldo de cultivo apropiado para un estallido violento y de consecuencias impredecibles.

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