San Antonio bendito  

San Antonio bendito  

POR MARÍA MERCEDES  
Con mucha fe en sus corazones se reunieron en la casa de Dios para participar en la celebración de la misa en honor a San Antonio de Padua, por ser este lunes 13 el día de su santo.  

Antes de iniciar el acto litúrgico, los feligreses observaron un vídeo sobre la vida de San Antonio de Padua, proyectado por Guillermo Santoni, en el que se destaca que su primera etapa de consagrado la vivió como canónigo regular de San Agustín en el monasterio de San Vicente; después pasó al monasterio de los agustinos de la Santa Cruz, en Coimbra, en el que permaneció nueve años y donde pudo consolidar su formación intelectual, aprendiendo la dialéctica y, sobre todo, la teología.

Una de las manifestaciones de devoción a este santo, quizá la más famosa es el Trecenario, llamado así porque son trece días de preparación para celebrar la fiesta de San Antonio.

Llevando una vida de fe, hacia el año 1225 se trasladó a Francia, enseñó en Montpellier, Toulouse y Puy-en-Velay. Dos años después regresó a Italia, donde fue elegido ministro provincial de la Italia superior. En Roma predicó en presencia de los cardenales y del Papa Gregorio IX, del que recibió el nombre de Arca del testamento y archivo de las Sagradas Escrituras. En 1230 deja el cargo de ministro provincial y se dedica íntegramente a la predicación.

Luego inició la celebración eucarística oficiada por monseñor Juan Antonio Flores Sánchez, arzobispo Emérito de Santiago, quien destacó que estuvo dedicada a los médicos, enfermos y enfermeras sector parroquial.

Como homenaje póstumo, la parroquia escogió como padrino al padre Antonio Abad Henríquez de Castro, quien por sus aportes  e infatigable colaborador en el desarrollo del sector de Gazcue y La Primavera se destacó como educador de muchos jóvenes del Instituto Escuela y por su afición al deporte logró que en las escuelas se diera el deporte de Campo y Pista. Por esa razón fue elegido miembro del Pabellón de la Fama del Deporte Dominicano como “Inmortal del deporte, como propulsor”.   

El reconocimiento fue recibido por su hija Margarita Henríquez, y los cánticos de alabanza al Señor fueron guiados por el coro Siervos del Amor de Cristo.  

Finalizada la misa, recibieron una charla sobre los vitrales de la parroquia dictada por el artista Juan Hernández.

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