San Cristóbal: comerciantes sufren los estragos de la tragedia; denuncian ayudas no llegan

Dicen que luego de la tormenta llega la calma, pero este adagio no se ha cumplido en San Cristóbal, donde comerciantes próximos a la zona donde ocurrió la explosión que cobró la vida de al menos 37 personas, se quejan de que sus ventas se han desplomado totalmente.

La insalubridad, el bloque del paso por la zona cero y el miedo de los usuarios, amenazan sus negocios por el desplome de las ventas, mientras aguardan por la ayuda de las autoridades.

“Nosotros nos quejamos porque nos han abandonado en esta zona, las ayudas no han llegado más nos tienen la zona cerrada y eso nos afecta a todos”, denuncia Ariel Santos Torres en representación de los comerciantes.

Los pequeños y medianos empresarios denuncian que tras la pasarela de funcionarios que según dicen, llegaban los primeros días del siniestro a posar por la “alfombra roja”, se ha detenido y con ello, las promesas de ayudas, las mismas que hasta el momento no han llegado.

“También la putrefacción que hay en el área, no han venido a limpiar, sanidad no ha venido por aquí. Vinieron, se tiraron fotos y se fueron. Nosotros queremos que por favor nos den la mano amiga”, afirma Torres.

Afirman que sus negocios corren peligro de quebrar, debido a que la calle Padre Ayala, lugar donde se originó el siniestro, es una de las principales arterias comerciales, pero que con la paralización de los trabajos y el cierre de la importante vía, las personas piensan que los negocios permanecen cerrados, cuando realmente no es así.

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“Acordonaron la zona mal, porque dejaron eso abierto y ahí entran a robar hierro. Otra cosa, ellos debieron cerrar los edificios porque eso ahora mismo no lo van a tumbar, para que pudiera la Padre Ayala, una arteria tan principal, pudieran pasar los vehículos, porque aquí estamos totalmente presos, aquí no pasa nadie”, denuncia Francisca Valdez.

Aseguraron que no han recibido ninguna de las ayudas prometidas por las autoridades, a casi tres semanas de la tragedia, de la que La Cuna de la Constitución aún no se repone.