San Juan como punto de partida

San Juan como punto de partida

Tradicionalmente, en el valle de San Juan se ha producido habichuelas, maíz, arroz y cebolla, cuatro rubros de consumo primario destinados al mercado interno, no sujetos a procesos industriales que les agreguen valor. Se trata de bienes con poca o ninguna vocación exportable significativa. Ahora el Gobierno, con apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola (FIDA) señala el 2014 como año de inicio de un proceso de transformación de la producción agrícola del valle de San Juan. El objetivo es mejorar las perspectivas de diversificación, industrialización y exportación de rubros, para impulsar el desarrollo económico de esta zona.

Esta iniciativa, basada en la tendencia universal hacia la producción de bienes de alto valor agregado y de gran demanda internacional, podría ser un buen punto de partida para acometer en el país un proceso de transformación de la producción agrícola a gran escala, que responda a los parámetros de demanda de bienes del mercado externo. De hecho, nuestra creciente exportación de banano, cacao y vegetales orgánicos es un indicador de que estamos en esa onda, aunque no con la intensidad que permite el mercado de exportación. Otras regiones del país deberían ser sometidas a procesos similares de modificación de la estructura tradicional de producción agrícola. Millones de consumidores esperan por nuestros productos.

A desempolvar el alcoholímetro

En enero del 2007 fueron importados y entregados a la Autoridad Metropolitana del Transporte (AMET) al menos un millar de alcoholímetros que deberían ser usados para detectar consumo de alcohol entre los automovilistas, sobre todo en casos de accidente o violación grosera de la Ley de Tránsito. Estos aparatitos fueron exhibidos brevemente, pero desaparecieron de manera tan misteriosa como desaparecieron los dinosaurios de la faz de la tierra.

Ahora, sin restricciones para la venta de bebidas alcohólicas y con tanta gente entregada a la bebida, sería conveniente “desempolvar” los alcoholímetros y añadirlos a las herramientas de trabajo de los AMET. La conducción bajo efectos de alcohol es común en estos tiempos y las consecuencias son generalmente trágicas. Bueno, lo que sugerimos está condicionado a que estos aparatitos no hayan muerto por inanición.

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