San Juan, orgullo borinquen

San Juan, orgullo borinquen

POR MARGARITA QUIROZ
Lo que en principio funcionaba como una fortaleza militar se convirtió en el escenario predilecto para que oriundos y foráneos forjaran, en medio de sus murallas, sueños de infancia e ilusiones de amor. El Viejo San Juan, esa ciudad amurallada enmarcada por siete manzanas, es hoy además, un encantador distrito residencial y comercial que llena de orgullo a los moradores de una Borinquen moderna.

Más de 500 años han pasado y el área metropolitana de San Juan, en Puerto Rico, ha crecido para incluir las ciudades de Bayamón, Carolina, Cataño, Guaynabo y Trujillo Alto. Cada ciudad tiene su propia historia y sabor.

Esta ciudad ancestral, actualmente centro de la economía de Puerto Rico, posee lugares maravillosos para ver y explorar.

Un paseo a pie, sin duda, es una aventura que ningún visitante debe perderse. Fortines, edificios históricos, iglesias, galerías de arte y museos forman parte de los atractivos turísticos de la zona, los cuales poseen la capacidad de transportar a otros tiempos a quienes se interesan por explorarlo.

San Juan es la capital de Puerto Rico, ubicada en la costa norte, y es la ciudad más antigua bajo la bandera de los Estados Unidos. Es el puerto principal del país, el centro económico, cultural y turístico de la isla.

La Fortaleza San Felipe del Morro es lo primero que se ve cuando se entra por mar a San Juan, la cual domina la entrada en la bahía. Con muros de hasta 50 metros de alto y hasta 6 de ancho, fue el símbolo del imperio español en América durante 400 años, hasta que en 1898 España perdió la guerra con los Estados Unidos y con ella sus últimas colonias, Puerto Rico, Cuba y Filipinas.

El Morro se empezó a construir en 1539 por orden de Carlos IV, y resistió los múltiples ataques de holandeses, franceses e ingleses, hasta que la tecnología más avanzada de los americanos, que disparaban sus modernos cañones fuera del alcance de la vetusta artillería española, hundieron definitivamente el imperio y con ello el orgullo de los españoles.

Además del morro, el fuerte de San Cristóbal, y el Fortín de San Juan de la Cruz al otro lado de la bahía, completan las defensas de una de las ciudades amuralladas más bonitas del mundo.

Por su valor histórico, el Viejo San Juan fue designado como monumento histórico y Patrimonio de la Humanidad por las Naciones Unidas.

El tiempo y la humedad le han dado su color característico. Las calles pavimentadas con adoquines azulados, que fueron traídos en barcos españoles, conjugan de forma perfecta con la arquitectura colonial de las casas y sus magníficos balcones.

Otros lugares hermosos del Viejo San Juan son: la Puerta de San Juan, hecha con una fuerte y pesada madera que ha sobrevivido el paso del tiempo, sitio de entrada oficial de aquellos que viajaban a Puerto Rico en los tiempos de la Colonia; justo detrás de ella está La Catedral, construida en 1540, clásico ejemplo de la arquitectura gótica del Nuevo Mundo, lugar en el que los recién llegados agradecían a Dios por haber arribado con bien; aquí reposan los restos de Juan Ponce de León, primer gobernador de la isla; la Muralla de San Juan, una gran pared que fue hecha alrededor de la ciudad para protegerla de las invasiones; los museos, el viejo San Juan está repleto de ellos y destacan: el Museo de las Américas, el Instituto de Cultura de Puerto Rico, el Museo de Arte e Historia, La Princesa y La Casa Blanca, ésta última fue un regalo del Rey Carlos I a la familia de Juan Ponce de León y convertida en museo después de que éstos vivieran en ella por 250 años. La mayoría de los museos no abren domingos y lunes, así que chequeen antes de ir.

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