Sanción para unos y para otros

Sanción para unos y para otros

El que voluntariamente mata a otro se hace reo de homicidio. El homicidio cometido de manera voluntaria con alevosía, asechanza y premeditación el hecho se reputa como asesinato.
Luego de ver esas definición es tan claras y directas me pregunto: ¿qué dice el Código Penal sobre la persona o funcionario que, prevaliéndose de su condición de funcionario público, usa dineros del erario para sí o para comprar conciencias y voluntades, en favor de un gobierno?
Confieso que no tengo en mi biblioteca una copia del Código Penal, en donde se consignan los diferentes delitos, desde los de simple policía hasta los más graves, los tipifica y los sanciona con penas tan diferentes como el perjuicio que causa a la sociedad el daño producido por la acción indebida e ilegal.
Juan Ramón Jiménez, el insigne Premio Nobel de Literatura, se quejaba de la inconstancia de las personas y decía que, en ocasiones, actuaba con la veleidad de las brisas de verano que se desmayan a cada tanto.
En el caso de la política, felizmente, se tambalea el robón, perdón, borrón y cuenta nueva, allá, acullá, allende, pero no aquí no aquende.
¿Qué ocurre con la sociedad dominicana? ¿Acaso hay gente que piensa que está por encima del bien y del mal?
Tal parece que sí, que algunos lo piensan. Que creen que, en sus casos, nunca habrá justicia, que la permisividad nacional funcionará para siempre y se quedarán con el santo y la limosna de sus bienes mal habidos.
Recuerdan que como citó mi amigo el presidente Salvador Jorge Blanco: “el poder s una sombra que pasa”
Eterno sólo es Dios, aunque algunos crean que van a ser eternamente perdonados por una sociedad que parece temer ejercer el derecho legítimo a exigir, hasta las últimas consecuencias, el castigo para los traidores a la Patria que se roban los fondos del erario.
El robo de los fondos públicos atenta directamente en contra un mayor y mejor servicio de salud pública, una educación de calidad, seguridad ciudadana y el fundamental derecho de vivir sin temor.
Como si se tratara de un nuevo récord de un deportista distinguido, vemos, leemos, escuchamos, nos enteramos, de que en la mayoría de las instituciones donde se manejan fondos públicos, se viola la Ley de Gastos Públicos cuando se manejan de manera ilegal, oculta y dolosa, dineros con los que se paga para que, en una acción de publicidad encubierta, comunicadores vendidos y otros improvisados voceros, ejerzan el dudoso honor de mentir, de engañar.
Como dijo mi amigo Hipólito Mejía durante la campaña sucia de 2012, mienten, nos mienten, pero no nos engañan.
Deben ser enjuiciados los que compran conciencias, así como y quienes aceptan dineros del erario sin prestar servicio alguno. Tomamos nota. Ninguno escapará de la justicia.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas