La Universidad Autónoma de Santo Domingo presenta un panoramadesolador, negador de su benemérito Movimiento Renovador que tuvo particular vigencia entre los años 1965 y 1974. Enfrentando represión y asfixia gubernamental, la UASD logró grandes avances que mayormente han sido cancelados en los períodos recientes.
Después de pasar dos años achacando a la Rectoría de Aquino Febrillet todos los males, incluyendo recargar la nómina, las autoridades actuales han hecho un verdadero carnaval de creaciones, “incentivos”, “compensaciones”, “asesorías”, “enlaces” y “asesores”, una multitud de cargos inútiles y supernumerarios con altos salarios, encabezados por el rector, que entre salario, ”incentivos”, “compensaciones”, gastos de representación y combustibles supera los RD$400 mil mensuales. Eso explica los déficits que se tragan los RD$550 millones del presupuesto.
Con profesores que para balancear sus ingresos tienen docencia de 40 horas semanales con hasta 75 estudiantes, en una atmósfera muchas veces nauseabunda y con un calor sofocante. La universidad de hoy es poco más que una ficción para más de doscientos mil alumnos, que solo “huelen“ los conocimientos y destrezas profesionales a la que aspiran. La investigación, la extensión, las prácticas, los deportes y el arte, sencillamente han desaparecido. Los centros regionales, con sus excepciones, están prácticamente “colonizados” desde la sede central por profesores improvisados o simples ayudantes que envían los profesores dominantes.
Se han construido o remodelado edificios costosísimos, llenos de fallas de construcción, pero virtualmente sin nuevas aulas ni pupitres, mientras se ha reducido el campus principal por los cuatro costados. Tampoco hay seguridad personal, aunque sí una crecida nómina de guardianes.
Las nuevas tecnologías debieran inducir una “revolución copernicana” en la educación superior, que en lugar de hacer memorizar datos que ya están en Internet, enfaticen la racionalidad científica y la utilización práctica de los conocimientos. Para esos fines debe facilitarse la adquisición de tabletas electrónicas para convertirnos en una academia que impulse la juventud a superarse, y no se condene a las nuevas generaciones de profesionales al subempleo, el desempleo y la emigración.
La “danza de los millones” y la corrupción que hay en la UASD para una minoría privilegiada en medio de la frustración de los demás, es el “estilo” peledeísta.. Nos va a llevar más temprano que tarde a un verdadero despeñadero económico y moral.
Es hora ya de rescatar a nuestra querida universidad, dándole paso a jóvenes valores con una capacidad, mística y valor de otros tiempos, para enfrentar con éxito los retos del siglo XXI, eliminando las lacras que se padecen, y pongan a los estudiantes en condiciones de superarse y contribuir efectivamente a nuestro desarrollo.