El delfín de “sangre nueva” pregona que gobernará siguiendo las pautas del régimen de Danilo que, en dos períodos gubernamentales, no resolvió las necesidades básicas de agua y luz. Los fenómenos naturales son indómitos y han doblegado históricamente a muchos gobernantes. Tal fue el caso de Felipe II de España. Ante la decapitación de María Estuardo, reina católica de Escocia, se propuso invadir a Inglaterra para derrocar la reina Isabel I y reinstaurar allí el catolicismo. Con ese fin preparó la “Armada Invencible”, también conocida como “Grande Felicísima Armada” o “Gran Armada” integrada por 130 navíos y 30,000 hombres. Abatida por el mal tiempo desde que zarpó, la Armada fue atacada por los ingleses, estando ya diezmada por tempestades. En la contienda perecieron 20,000 hombres y sólo retornaron 50 barcos, en estado ruinoso. Ante ese fracaso militar Felipe II declaró:“Yo envié mis naves a luchar contra los hombres, no contra las tempestades. Otros reportan que expresó: “Yo la envié contra hombres/ no contra mares y vientos”. Siendo católico, ordenó a los prelados del reino dar gracias a Dios “porque no fue peor el proceso”.
Más recientemente, en 1999 cuando Chávez se proponía modificar la Constitución para crear la “República Bolivariana de Venezuela” del “Socialismo del Siglo XXI” ocurrieron lluvias torrenciales. En diciembre 5 se declaró la primera alerta en el estado Vargas. En 5 días habían caído 120 milímetros de agua. Al día 10 se habían precipitado 250 mm de agua, y para el 13 se había multiplicado por 5 el promedio histórico de lluvia. El referéndum sobre la nueva Constitución sería el 15 de diciembre y el día anterior, el 14, le preguntaron a Chávez, si aplazaría las votaciones en regiones afectadas por las tempestades y contestó: “Si la naturaleza se opone, lucharemos contra ella y haremos que nos obedezca”. Desechó poner atención prioritaria a la desgracia humana y se comparó con Bolívar, repitiendo la frase del Libertador en ocasión del terremoto del 26 marzo, 1812 que destruyó Caracas y que sirvió para que sacerdotes leales a la realeza, opuestos a la independencia, predicaran desde los púlpitos que el temblor era un “castigo divino” por sublevarse contra España.
La “Tragedia de Vargas” generó el mayor número de víctimas causadas por un alud o deslave de barro de toda la historia. El 15 de diciembre, en medio de la catástrofe, Chávez se solazó diciendo, después de la votación:“Hoy termina gracias a Dios… una nefasta era…, la cuarta república… el Pacto de Punto Fijo pasó a la historia…, esa falsa democracia pasó a la historia… Termina una República oligárquica, anti-bolivariana. Hoy ha nacido la República Bolivariana de Venezuela”. Hubo decenas de miles de muertos sin que se tomaran las previsiones pertinentes.
Sería absurdo y una herejía pedirle a Danilo que domine la naturaleza como no pudieron hacer Felipe II ni Chávez. Pero sí es legítimo enrostrarle que en su Programa del 2012 prometió: “Mejorar acceso a agua para el consumo humano y el saneamiento básico en las ciudades, barrios y comunidades, auspiciando la cultura del agua”. Ahora se reportan diariamente múltiples protestas por falta de agua. La escasez de líquido para consumo humano y agricultura ocurre no sólo por sequías, sino porque Danilo no cumplió con su Programa de Gobierno del 2012:“Dar prioridad al aprovechamiento del potencial hídrico por medio de la regulación de suministro adecuado y la disminución de sus efectos destructivos…… estableceremos una “Plataforma Mínima” que permita crear una infraestructura hidráulica segura para su almacenamiento y distribución, así como las instituciones y la capacidad para operarla y mantenerla”. Eso fue en 2012. No conforme con ese incumplimiento en 2016, ya reelecto, Danilo remató proclamando el “Cuatrienio del Agua”, pero se va sin inaugurar ni una presa. Tampoco resolvió el problema de aguas negras, ni siquiera en el “Nueva York chiquito” de Leonel. Las ciudades se inundan con cualquier aguacero y la intrusión salina contamina los acuíferos, amenazando el turismo del Este.
En el 2012 Danilo prometió que desaparecerían los apagones antes del 2016 y que tarifas y pérdidas eléctricas serían reducidas. Con más de 3,000 millones de dólares de costo sobrevaluado Punta Catalina tiene un atraso de más de dos años. No obstante, Danilo nombró como Jefe de Campaña de su delfín a quien no puede prometer que acabará los apagones, pues equivaldría a que un verdugo exprese que favorece la longevidad. Cuando Danilo y su delfín hablen de “electricidad 24 horas”, recordaremos amargamente al líder sindical peronista Herminio Iglesias: “Trabajamos las 24 horas del día, y de noche también”.