Santiago de la Fuente sj – A propósito del mensaje de los obispos

Santiago de la Fuente sj – A propósito del mensaje de los obispos

Piden que el gobierno «ataje la dilapidación y que se castigue con severidad al que busque enriquecerse con los bienes del estado».

Pero lamentablemente en nuestra cultura, la sociedad civil, la opinión publica no ayuda demasiado a ello. Se lamenta pero no es doliente, compadece pero no apoya, es afable pero no es solidaria. Es permisiva, se hace chivo loco, prefiere los ajos de Egipto que caminar hacia la libertad.

Salvo casos aislados, los Colegios Profesionales, y las mejores universidades del país Bincluidas las católicas-, ayudan poco a crear una opinión publica con mas memoria y sentido critico conti-nuado, a desarrollar grupos de reflexión y acción sobre las realidades gangrenan a nuestra sociedad.

Poco se sabe sobre el manejo real de los prestamos internacionales, que hoy gravan nuestra deuda publica. Ni sobre la historia real de los contratos leoninos o mal administrados del sector eléctrico desde los 90 para acá Ni sobre la hoja de ruta critica Btécnica, económica y judicial- del caso Baninter y similares. Ni sobre en que tejado esta la pelota de los juicios contra la Corrupción. Ni la historia tortuosa de leyes importantes y urgentes, a su paso por el Congreso. Ni hubo identificación ni clarificación de los dilemas éticos de la crisis.

Mientras no se promueva de verdad un cambio de cultura, no solo pidiéndolas o exigiéndolas, sino en la vida diaria, con todas las consecuencias, no habra en esto ni en otras cosas una mejoría sostenible de la vida nacional.

De paso, hace un año la Secretaría de Cultura anunció la realización de un Estudio de la Cultura de RD en orden a promover su reingeniería al servicio de una mejor convivencia nacional, con la participación inicial de unos 15 sociólogos. Y a las pocas semanas fue discontinuado, para concentrarse en proyectos folklóricos y burocráticos de mas trascendencia nacional. Y hasta el presente ninguna institución privada recogió el proyecto.

Piden la «presencia refrescante de nuevas figuras, altamente cualificadas, comprometidas a enderezar el rumbo de la nación y si es necesario recurrir a gente extra-partido o apolítica, dotada de conocimientos, experiencia sensibilidad social y amor patrio».

Pero la gobernabilidad honesta y competente no depende de unos cuantos Aindividuos@ altamente cualificados y comprometidos, incrustados en una administración con cáncer, sino de equipos y equipos amplios, con respaldo en las bases.

)Dónde están esos hombres, o los viveros de esos 500 hombres mínimos que necesita un presidente para gobernar, cohesionados, con capacidad de trabajo en equipo, y por metas, sin lastres excesivos de clientelismo o financiamientos de campaña, y con el suficiente respaldo popular, como para ser opción de gobierno, o de una oposición inteligente y eficaz, respalda por un electorado suficiente?. No existen, hay que crearlos, respaldarlos y supervisarlos día a día

Para ser bien gobernado no basta pedirlo ni exigirlo Baunque sea con comunicados o mensajes-. Y menos cuando uno tira, un día y otro, en dirección contraria. Hay que desarrollar alter-nativas cívicas y políticas sociologicamente viables, y no simplemente desearlas o exigirlas. Hay que desarrollar múltiples viveros de nuevas semillas de ciudadanos y liderazgos cívico políticos.

Y para eso hay que procurar desarrollar una dinámica participativa, de sentido critico y trabajo en equipo Breal, interactivo y no de mera ejecución- en los diversos grupos sociales, cívicos y también en los religiosos.

Lamentan «el monto actual de los capitales fugados Bpequeños, medianos y grandes, una de las causas de nuestra situación». Y dicen que «La repatriación de esos capitales cambiaria notablemente nuestra situación, que solo espera capital disponible, valentía y creatividad empresarial».

No está de más recordar que los capitales fugados no son sólo económicos. También ha habido una gran fuga durante años de capitales humanos, de las cualidades de muchos dominicanos honestos y cristianos evadidas del compromiso solidario, creativo y organizado por una mejor sociedad dominicana By no pocas veces con una peculiar teologia del laicado-. Y su «repatriación» también ayudará a cambiar notablemente nuestra situación.

Hay cristianos que le dan el diezmo económico a la iglesia y a las organizaciónes de caridad By está muy bien-, pero que le niegan el diezmo de las cualidades profesionales al Pueblo de Dios. Las cualidades y la sabiduría profesional la reservan para los clientes, no la ponen al servicio del bien común y la caridad.

«Y terminan invitando al pueblo dominicano a unirse en oración. Pidan y se les dará. Busquen y hallaran. Llamen y se les abrirá>(Lc 11,9)».

Es importante dejar muy claro a los cristianos que Jesús, dijo las tres cosas, las tres. Hay demasiados cristianos que se encuentran demasiada larga la frase de san Lucas y la reducen a Apidan y recibirán@ – sobre todo cuando se refiere se refiere al prójimo y al bien común -. La oración de petición no agota la respuesta que Dios espera de nosotros ante las crisis, sean personales, de los amigos o del país.

A Dios nunca le gustó quien guarda su talento debajo del colchón, pone la luz debajo de la mesa, la sal fuera de la comida, y se empeña en ser levadura fuera de la masa. Jesús se dio una gran gozada cuando estando dentro de una casa se encontró con que los amigos de un enfermo, al ver que no podían acercárselo a el, por el gentío, lo llevaron a la azotea de la casa, quitaron unas losetas del piso y descendieron al enfermo hasta donde estaba Jesús para que lo curara. Querían a su amigo, querian realmente verlo sano, y por eso no se contentaron en rezar por él, sino que además pusieron los medios para que la curación fuera posible.

Si queremos realmente empezar bien este nuevo anno 2004 los dominicanos, y especialmente los cristianos tenemos que revisar seriamente nuestra actitud ante las causas de la crisis, y sobre nuestra participación en el futuro para la promoción y la gestión del bien comun. Tenemos que colaborar a sembrar nuevas actitudes ciudadanas y nuevos liderazgos cívicos y políticos que permitan que dentro de 5, 10 o 20 años tengamos una mejor gerencia social y nacional. Y esto tenemos que hacerlo tanto a nivel personal, como familiar, y en nuestros ambientes, profesionales, sociales y religiosos.

No es serio ni responsable -humana, ni cristianamente-, lamentarse de la situación del país, y no mejorar las semillas, ni preparar mejores cultivadores y contratar mejores gerentes del bien comun -que no sean hermanos ni primos de los actuales-, para poder cosechar un mejor futuro.

Como dijo Platón, «el precio que los buenos tienen que pagar por su indiferencia ante la gerencia del bien comun es ser gobernados por los malos». Nos guste o no «solo tendremos el país que construyamos».

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