San Sebastián. Una especie de “tragedia moderna» en torno a los ideales. Así describe Santiago Mitre “Paulina”, una película en la que vuelve a acercarse a lo político desde una perspectiva humana a través de la historia de una joven y brillante licenciada en Derecho que lo deja todo para ser maestra rural.

La cinta compite en la sección Horizontes Latinos del Festival de San Sebastián, tras haberse llevado el premio de la crítica en Cannes, y pone a Paulina (Dolores Fonzi) en la difícil encrucijada de comprender a las personas que la violan -sus propios alumnos- para mantenerse fiel a sus convicciones.

“Me importaba mucho mostrar distintos puntos de vista -señala el director argentino en una entrevista con Efe- y ver quienes eran esos tipos que la atacaban, porque los victimarios finalmente son personas normales, y eso es lo atroz».   El otro punto de vista es el del padre (Óscar Martínez), un prestigioso juez al que le cuesta aceptar que su hija renuncie al futuro que él había pensado para ella, siguiendo sus pasos y todo lo que viene después.   “Como guionista ese contrapunto con el padre era fundamental, porque no solo es el padre, también es juez, el representante de la justicia, y lo que hace ella es romper con ciertos mandatos de clase”, explica Mitre.

Y finalmente el de la propia Paulina, cuya determinación extrema fue difícil de comprender para la propia Fonzi.   “Me planteó muchos problemas”, indica la actriz argentina. “El camino del personaje no se acercaba en nada a mí, me cuestionaba mil cosas y no tenía respuestas. Hasta que entendí que no se trataba de comprenderla sino de acompañarla».   “Eso fue una luz -prosigue- y cuando lo entendí apareció Paulina desde algo más físico y sensorial que racional».