Santiago preserva los cañones usados en la Restauración

Santiago preserva los cañones usados en la Restauración

Santiago conserva y exhibe los cañones que se utilizaron en la guerra  de la Restauración para la defensa de la ciudad.

    Entre ellos hay cuatro, colocados en sus bases, en el bulevar que se encuentra en el interior de la Fortaleza San Luis. El primero es un cañón de los que construía la realeza portuguesa, el cual fue traído por los piratas y bucaneros, que   cruzando los caminos que existían en el 1674 desde Puerto Plata llegaron a los bosques de Santiago,  centro de refugio donde podían esconderse, guardar sus tesoros y esas piezas de artillería que le robaban a las naves que atacaban, las cuales quedaron en la urbe santiaguense cuando tiempos después al obtenerlas los revolucionarios restauradores la utilizaron. Estos combatientes luego formaron parte de la colonia. 

Estas mismas armas pesadas aparecieron, al cabo de los siglos, guardadas en muchos patios, debido a que a veces también fueron utilizadas  allí,  montadas entre muros para combatir al enemigo, y  luego quedaron en esos lugares por muchos siglos.

    El segundo cañón, construido en Francia en el siglo XV, tenía un alcance de 300 metros; el tercero fue construido en España y  traído por los navíos hispanos. Éste  se encontró en el fondo del río, por lo que se aprecia un poco mohoso, y el cuarto es otro de los cañones más pequeños, también hechos en Portugal, el cual hace decenios estuvo enterrado en el vértice que formaba la esquina de las calles Máximo Gómez y España. Al ser  removido de allí lo trajeron a esta fortaleza y lo colocaron en la base que le correspondía. Además, a la entrada de este recinto fortificado histórico se pueden apreciar otros tres cañones más.

   Sin embargo, si llegamos al parque Imbert, situado en el alto del cerro que cruzan las calles Francisco Augusto González, con la intersección de Las Carreras y las Hermanas Mirabal,  encontramos el espacio de terreno donde antaño estaba el Fuerte Dios, lugar donde estaban atrincherados los patriotas.

Éste se puede observar en esa altura redonda bordeada y cubierta de piedras talladas, y puede llegar a él subiendo una escalinata con 20 peldaños. Allí arriba, en el centro de una rotonda y montado en un pedestal rectangular, se localiza un cañoncito que fue construido en el país. 

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