Santiagueros recuerdan a la Fania

Santiagueros recuerdan a la Fania

POR MANUEL EDUARDO SOTO
Qué lindo fue ver el Patio Caribeño del Centro León de Santiago repleto de gente entusiasta y culta reunida para ver vídeos de la Fania All Stars y escuchar a algunos expertos en la salsa que hicieron uso de la palabra en la velada.

Bajo la batuta del dinámico gerente artístico de ese oasis cultural dominicano que costó 60 millones de dólares, el cubano Camilo Venegas, la noche del 18 de agosto será inolvidable para todos los que estuvimos allí disfrutando de la brisa al aire libre y haciendo remembranzas de los pilares de la expresión musical nacida a fines de la década del 60 en Nueva York con la mezcla de músicos cubanos, puertorriqueños, neoyorquinos de origen latino y hasta gringos que se sintieron llamados a mezclar los metales y los tambores caribeños con instrumentos y arreglos de jazz.

La jornada comenzó con la exhibición en vídeo de parte del concierto histórico que dieron los miembros de la Fania en octubre de 1974 en Kinshasa, la capital de Zaire, como parte de los espectáculos paralelos a la “la pelea del siglo” que protagonizaron Muhammad Ali y George Foreman, la que ganó Ali, por supuesto.

Durante una hora vimos desfilar por la pantalla gigante del magnífico centro cultural que nada tiene que envidiarle a sitios similares de Nueva York o París a Johnny Pacheco, Larry Harlow, Bobby Valentin, Ray Barretto, Nicky Marrero, Roberto Roena, Yomo Toro y los cantantes Celia Cruz, Cheo Feliciano, Héctor Lavoe, Ismael Miranda, Ismael Quintana y Santos Colón.

Las imágenes que veíamos en la pantalla dieron lugar a una espontánea competencia entre los presentes para acertar con los nombres de los artistas que tocaban sobre el escenario.

“¡Mira ahí a Héctor Lavoe!”, exclamó el ingeniero Miguel Angel Cabrera, quien compartía recuerdos con otros santiagueros sentados a su lado y también ansiosos por adivinar nombres que prácticamente no conocían las nuevas generaciones, las que también engalaron la noche con su belleza y elegancia.

En el intermedio, Venegas presentó a los conferencistas de la velada: Luisa Rebecca, Fernando Cabrera, José D’Laura, Manuel Libre y Máximo Vegas, quienes contribuyeron con sendos escritos en  el libro “Johnny Pacheco en las voces ajenas”, un tributo al flautista santiaguero que fue editado por el propio Centro León.

Después de este larguísimo desfile de intelectuales que leyeron en medio de la penumbra reinante, el anfitrión procedió a presentar al autor de esta reseña como invitado especial por haber tenido la suerte de presenciar en persona conciertos de las estrellas de Fania y de los grandes cultores de la salsa en general en el Madison Square Garden de Nueva York a finales de la década de 1970.

En vista de que los otros oradores se habían alargado demasiado en sus exposiciones y el público estaba impaciente por ver la segunda parte del espectáculo salsero, me limité a recordar la noche de junio de 1980 en que presencié el homenaje que hizo en el Madison el panameño Rubén Blades a su compatriota Roberto “Mano de Piedra” Durán, quien acababa de llegar de Montreal, Canadá, donde la noche anterior había derrotado a Sugar Ray Leonard por la corona semimediana. Luego de los rotundos aplausos y vítores que le brindaron las 20.000 personas que colmaban el famoso coliseo de la Séptima Avenida neoyorquina, Blades invitó a cantar a Durán, quien lo hizo bastante bien, a tal punto que luego grabaría su propio disco de salsa, aunque no con los resultados devastadores que había obtenido en el cuadrilátero.

“Lo irónico de esto es que años más tarde, Blades fue candidato a la Presidencia de Panamá y Durán estaba en un partido contrario al del salsero y actor de cine”, dije, aproximadamente. “Durán atacó a Blades con términos groseros y ofensivos. Los que estuvimos en el Madison esa noche de 1980, lo lamentamos”.

Desafortunadamente, no quise ampliar más mi participación en el acto con el fin de que el público siguiera viendo y escuchando salsa. La segunda parte correspondió a la gira de 1994 con la que los creadores de la Fania –Pacheco y el promotor Jerry Masucci– celebraron los 30 años del sello disquero con actuaciones en Puerto Rico, Nueva York y Miami. Por desgracia, los participantes ya tenían media vida más a cuestas, y se notaba, aparte de que los temas que interpretaron no fueron lo mejor de su repertorio, lo que hizo medio monótona la jornada.

Los cantantes que vimos en esta segunda parte fueron una ya anciana Celia Cruz, Ismael Miranda, Cheo Feliciano, Ismael Quintana, Santos Colón, al elegantísimo Pete “El Conde” Rodríguez y al siempre bien peinado y canoso Adalberto Santiago. Memorable fue la interpretación de Harlow, Eddie Palmieri y Papo Luca de “Tres pianos” y “Guajira”, y la de Barretto de “Quítate la máscara”, con la voz de Santiago.

Por supuesto que al ver a todas esas figuras que habíamos tenido en suerte conocer personalmente en Nueva York, fue una gran emoción para alguien que disfruta enormemente la salsa y toda la música en general. Volvieron los recuerdos de los pasillos de los camerinos del Madison, donde tuvimos oportunidad de conversar con leyendas como Willie Colón y Blades (como se ve en la foto histórica que ilustra este artículo) y de echar también un pie al ritmo de “Periódico de ayer”, con el mismísimo LaVoe sobre el escenario, y “Mi bajo y yo”, en el debut en Nueva York de un bajista venezolano de cabellera afro de un nombre raro: Oscar D’ León.

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*El autor es periodista chileno, de larga trayectoria internacional, desde hace poco residente en el país.

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Willy Colón, Rubén Blades y el autor.

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