Santo Domingo: ciudad empantanada

Santo Domingo: ciudad empantanada

Los últimos aguaceros y el paso de la reciente tormenta sobre todo el territorio nacional se han conjugado con las traumáticas construcciones del Metro y los elevados que lleva a cabo el Gobierno central en la en ciudad de Santo Domingo, poniendo en evidencia un virtual colapso de esta urbe. Esta ciudad, en los últimos dos meses, por causa de estos eventos, más que una urbe, parece un incontrolable pantano urbano.

La raíz de esta circunstancia hay que buscarla en la debilidad de la institución municipal dominicana, y particularmente del Ayuntamiento del Distrito Nacional. En efecto, en toda gestión moderna de ciudad las intervenciones en los sistemas viales para el transporte en superficie, se orientan hacia la limitación del ingreso de los vehículos a los centros y áreas de intensa actividad económica y a potenciar el uso peatonal de la ciudad.

Por eso, los corredores y en sentido general los elevados, se construyen en  las zonas periféricas de la ciudad, nunca en su centro, como se está haciendo aquí. Incluso, en las vías de acceso al centro citadino se hacen peajes, como en Londres, lo suficientemente caros para limitar la circulación de vehículos en zonas céntricas. Se dirá que eso sólo es posible con un eficiente sistema de transporte, que se logra con la articulación de una flota de autobuses confortables con un Metro y ese no es el caso en ninguna de nuestras ciudades.

Si este lastre se acentúa en todo el país, no solo se debe a la falta de visión de quienes tienen el principal control del Estado, sino por la desidia y corrupción en que discurre la  gestión municipal. Es harto conocido que las autoridades del DN han dejado que los gremios tengan el exclusivo control del principal espacio público de la ciudad: las calles, a pesar de que hacen alardes de recuperar algunos espacios públicos, básicamente las aceras ocupadas por venduteros.

Ante la forma caótica en que discurre el transporte público y privado de la capital, la gente dirige sus quejas hacia la AMET, siendo el ayuntamiento el principal responsable de que el caos se mantenga como un sistema casi gansteril, la gente protesta por las improvisaciones de los constructores del Metro y los elevados cuando limitan o impiden el uso de aceras y calles, pero no es sólo contra ellos que deben dirigirse las protestas por esos abusos o desidias, sino contra el principal responsable de la gestión de la ciudad: el ayuntamiento Los megaproyectos se construyen sin que se conozcan sus planos, plan de obra y, naturalmente, el impacto de estos sobre la vida presente y futura de la ciudad.  Muchos funcionarios del ayuntamiento saben que estas obras no tienen sentido de pertinencia y saben que por la forma en que se hacen, además de contraproducentes, tienen un efecto traumático sobre la ciudad.

Sin embargo, algunos en nombre de  la lealtad partidaria y otros por su la participación en los beneficios que dejan los megaproyectos, apoyan estos despropósitos que empantanan  la  Ciudad Primada.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas