Santo Domingo crece
sin planes y sin gestión

<P>Santo Domingo crece <BR>sin planes y sin gestión</P>

La falta de aplicación de las normas  urbanas en el gran Santo Domingo  ha convertido a esa demarcación en un caos en materia de tránsito, de provisión de servicios y de crecimiento urbano, de acuerdo con las explicaciones de los arquitectos Cristóbal Valdez, Omar Rancier, Erwin Cott y Rafael Tomás Hernández. Estos urbanistas coincidieron además en que para solucionar los problemas de la Capital hace falta, más que inversión económica, voluntad política y establecimiento de las prioridades.

La falta de aplicación de las normas  urbanas en el gran Santo Domingo  ha convertido a esa demarcación en un caos en materia de tránsito, de provisión servicios y de crecimiento urbano, de acuerdo con las explicaciones de los arquitectos Cristóbal Valdez, Omar Rancier, Erwin Cott y Rafael Tomás Hernández.

Estos urbanistas, que ofrecieron sus explicaciones en el almuerzo del Grupo de Comunicaciones Corripio, coincidieron además en que para solucionar los problemas de la capital hace falta, más que inversión económica, voluntad política y establecimiento de las prioridades.

Valdez, quien de 1995 a 1997 dirigió la Oficina del Plan Director para la Ciudad de Santo Domingo, expresó que la planificación sobra, porque el gran Santo Domingo cuenta con 82 proyectos de desarrollo elaborados en los últimos 30 años.

Lo que ha faltado es una gestión adecuada para ejecutar esos proyectos, dijo el experto al destacar que en 2001 un grupo de arquitectos y urbanistas de América Latina y Europa elaboraron 25 propuestas de desarrollo, pero ninguna ha sido ejecutada.

“Esos planos pasaron por distintas manos, igual que la solución del tránsito. Hemos gastado sumas impresionantes en el Metro de Santo Domingo, de manera que no es   de dinero, sino de en qué lo invertimos.

“El Metro es una solución siempre y cuando hagamos otras cosas, como las líneas alimentadoras y la organización del transporte en la superficie”, expresó.

Fortalecer la gestión

Rancier dijo que cuando se argumenta sobre el caos de  Santo Domingo hay  quienes dicen que allí las leyes municipales están ausentes.

El desmonta esa teoría, pues afirma que las regulaciones existen desde el siglo XVII, en el período colonial, y que llegan hasta la época moderna con los planes ejecutados durante los gobiernos de Rafael Leonidas Trujillo y Joaquín Balaguer.

“Pero ha faltado algo y es la gestión urbana,  no hemos tenido la capacidad de hacer valer esas leyes y esas normas, por connivencia política o económica, pero muy pocas veces hemos tenido la voluntad de hacer cumplir las leyes”.

Al referirse concretamente a los problemas del tránsito expresó que el 50% de los inconvenientes que provocan ese desorden se solucionan con el cumplimiento de la ley.

“El otro 25% se corrige con la aplicación de una campaña educativa y el restante porcentaje con soluciones de transporte masivo”.

Pensar en la ciudad

Cott tiene otros criterios sobre la planificación de la capital, pues entiende que, la primera ciudad del Nuevo Mundo carece de orden desde la época de la colonia.

Destacando los aportes de Trujillo y Balaguer en materia urbana, refirió que ese territorio ha sido arrabalizado por su crecimiento espontáneo.

“Al día de hoy nos falta  educación en materia de arquitectura de la ciudad, y sobre todo, difusión a través de los medios para convertir el urbanismo en un tema de agenda política”.

Viejos proyectos

Rafael Tomás Hernández,  quien diseño los parques Mirador Sur y Norte, añadió que a la planificación urbana de Santo Domingo le ha faltado continuidad en el tiempo. En ese sentido, citó como ejemplo un proyecto de reordenamiento urbano que se iba a levantar en Guachuipita, en 1961, Balaguer, pero que se descontinuó por la inestabilidad política de los años siguientes. Igualmente se dejó en carpeta la creación de un parque en el aeropuerto General Andrews, cuyos terrenos estaban situados entre la Leopoldo Navarro y José Ortega y Gasset, y entre la México y la San Martín.

El desorden

Este urbanista considera que Santo Domingo no se está construyendo solo por arquitectos e ingenieros, “porque hay un  70% de edificaciones  medalaganarias, espontáneas, azarosas que se hacen sin criterio y todo eso determina lo que tenemos”.

“Con relación a las fallas de la gestión pienso que hemos retrocedido en la parte macro porque al fraccionar la ciudad y al crear tantas entidades edilicias, estas no  responden a las circunstancias, sabemos que obedecen a la parte política”.

Clases de urbanismo

Para Hernández la solución de los problemas de la ciudad se sintetizan en  educación, concienciación y alfabetización urbana, “que pudiera caber en una materia que se llame ética y ciudadanía”.

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