Santo Domingo y el Cibao incomunicados

Santo Domingo y el Cibao incomunicados

FABIO R. HERRERA MINIÑO
Los usuarios cotidianos de la vía que une a la capital con el Cibao se muestran alarmados por el rápido deterioro de la carretera, aún cuando diariamente existen brigadas de obreros que están cortando las hierbas y maleza de la franja, sin ponerle atención sería a las cunetas.

Por un tiempo existió un programa de recapado de la superficie de rodadura y el último tramo rehabilitado fue en la Circunvalación de Villa Altagracia, en el carril Cibao-Santo Domingo. Este programa prometía que iba a rescatar la principal carretera del país, pero parece que los recursos se agotaron y eso ha acelerado el deterioro de manera tal que es necesario ser un experto conocedor y conductor para intentar evadir los tramos con superficie rugosa y llena de hoyos, que a una velocidad de 120 kilómetros por hora, puede resultar mortal.

De seguro, que el presidente Fernández en su último viaje a San Francisco de Macorís, que lo hizo por tierra el pasado  25 de enero, notó las condiciones de la vía y más con la velocidad que viaja la caravana presidencial. Tal experiencia podría estimularlo a ordenar la reanudación del trabajo de recapado, así como la reconstrucción de la carretera a ese pueblo nordestano. Si se espera que se materialice el programa de concesión del VIADOM pudiera ocurrir que todavía para el 2020 no se haya iniciado, ya que la experiencia señala que las obras concesionadas terminan financiadas por el gobierno en base a ubicaciones de los trabajos realizados.

Las condiciones actuales de la carretera Duarte es una señal de que existe muy poco interés oficial para atender las obras públicas, ya que ese tipo de labor de preservación de las mismas no genera beneficios colaterales a las partes responsables.

Hasta ahora no se ha puesto en operación el peaje de La Penda, entre La Vega y Santiago, el cual se encuentra terminado desde hace tiempo, y parece que se esperará a que se celebren las elecciones de mayo para entonces habilitarlo, por lo cual, esos ingresos en abundancia, deberían destinarse, sin desviaciones para otros programas, para darle el mantenimiento que le hace falta a la vía para que sea una autopista.

A la carretera, aparte de limpiarles las cunetas y franja central, se le deben proteger los taludes, eliminando los árboles que han ido creciendo en las laderas, lo cual, cuando llueve torrencialmente, se desploman ya que pierden la sustentación del terreno saturado por el agua.

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