Sapientia, un centro educativo con formación espiritual

Sapientia, un centro educativo con formación espiritual

POR NELLY RAMÍREZ
Sapientia es igual a sabiduría, término divino con el que se rigen las directrices del colegio que lleva este nombre, cuyos objetivos son identificar los fundamentos, visión, misión y principios que se trazan como una institución de educación básica y media. Es un centro de enseñanza, en el que Dios y la excelencia académica son la base principal de la docencia, afirmó su directora, Lourdes Curreya de Cuadra, durante la entrevista para este matutino.

Expresa: “Somos una institución cuya filosofía se basa en los valores, el trabajo, responsabilidad, orden y amor a Dios”.

El nombre Sapientia, indica la educadora, especifica el propósito que persigue la institución con sus estudiantes, orientada en la sabiduría, y con la lengua española como idioma principal.

La formación del colegio tiene como principios fundamentales la espiritualidad, puesto que es la base de la realización del ser humano, por lo que afirma su directora, es una prioridad  en el proceso educativo de la institución, como lo es también  la excelencia académica, características de sus estudiantes.

“La filosofía principal del colegio Sapientia es que aquí además de los importantes valores cristianos y morales que enseñamos a los alumnos, también les permitimos desarrollar sus destrezas de pensar analíticamente, profundizar en la esencia del saber, usar el lenguaje con propiedad y resolver problemas; porque el estudiante es el centro de la labor docente y motivo de nuestra educación. El proceso de aprendizaje se organiza pensando en el estudiante. Es un colegio que brinda al estudiante una cultura general sólida y  conocimientos suficientes para su vida personal y profesional”, expresa.

Precisa que la misión principal del colegio es formar de manera íntegra a sus estudiantes, teniendo como base el amor a Dios y el respeto a sus principios, para que al concluir los niveles básicos y medios los jóvenes sean capaces de desarrollarse como intelectuales de optima calidad, con pensamientos lógicos y reflexivos al integrarse a la sociedad para continuar sus estudios superiores.

“Nuestra meta es que al salir de aquí sean individuos educados, pensantes, líderes y creativos”, dijo.

“La formación espiritual es la base del ser humano; una persona puede ser muy preparada profesionalmente, pero si no tiene  valores cristianos, si es conflictiva, desequilibrada emocionalmente y no tiene paz consigo mismo, no le sirve de nada. La esencia de este colegio es la base espiritual que inculcamos a nuestros jóvenes. Es por eso que tenemos tanta acogida; los padres vienen aquí en busca de eso”.

Entiende que es un tema muy importante en la enseñanza, especialmente para los maestros dominicanos. “Como educadora creo que lo que le falta a nuestros maestros es transmitirle a sus estudiantes la pasión por el aprendizaje, porque  aprender debe apasionar primero al maestro y luego al alumno. El maestro al llegar al salón de clases debe mostrar pasión por su asignatura, puesto que a través de él es que llega a los estudiantes”.

Entiende que los maestros deben actualizarse constantemente y que es la filosofía del colegio Sapientia, por lo que recientemente participó de una convención en Nebrasca, donde se juntaron más de 500 representantes de colegios americanos para tratar importantes temas, especialmente sobre la pasión por el aprendizaje.

“Quiero exhortar a los maestros a tener pasión por sus asignaturas para enseñarla a sus estudiantes, porque en la medida en que la tengan, de la misma manera la tendrán”, expresa la educadora.       

“El maestro que no sienta esa pasión por educar es mejor que busque otro medio de vida, porque para trabajar con jóvenes es necesario transmitir; el maestro para el estudiante es como un programa televisor, que, si no es agradable  inmediatamente lo cambia y su mente  se bloquea. Es antipedagógico, por ejemplo, pasar lista al inicio de una clase, porque presiona y desanima al estudiante; lo ideal es que al llegar al salón de clases el maestro empiece motivando a sus alumnos, porque de lo contrario pasa igual que cuando tenemos un control de televisión en nuestras manos y vemos un programa que no nos interesa, inmediatamente pasamos a otro”.

Lourdes Curreya de Cuadra es licenciada en Educación con una maestría en Supervisión Escolar, con una experiencia de 24 años en el área. Es dominicana de padres españoles. Comparte la dirección del colegio con Juan Cruz García.

 Colegio Sapientia

Fue fundado el 1 de septiembre de 2001, en la calle Jacinto Mañón número 7 del ensanche Paraíso, y, desde hace dos meses, en calle Las Palmas número 2 de Arroyo Hondo. Imparte docencia desde el cuarto de primaria al cuarto de bachillerato. Tiene una matrícula de 150 estudiantes.

La lengua española es la base fundamental del colegio, con 7 horas a la semana, con el valor agregado de la formación espiritual, y, para los estudiantes que arrastran problemas de otros cursos, tienen un programa de nivelación con módulos en lengua española, que incluye el alfabeto y conjugación de verbos, así como clases de inglés y francés.

En su nuevo local el colegio Sapientia cuenta de: dos laboratorios uno de física y uno de química; una medioteca; sala de referencia, salón de cómputo e instalaciones deportivas que incluye: un campo de fútbol y piscina para natación.

Características que identifican a un alumno “Sapientia”

Su formación está cimentada en valores sólidos, con la fe en primer lugar; cultivada con esmero. Indica la directora Lourdes Curreya de Cuadra. Tienen como lema el amor a Dios como base del futuro; respeto a los demás y a sí mismo; la posesión de instrumentos de aprendizaje adecuado a la sociedad de forma crítica y creativa; afán por la superación, capacidad para asumir responsabilidades, atención continuada a la educación recibida, sensibilidad ante situaciones ajenas, amor al trabajo, autonomía de acción solidaria en el medio, cortesía a todo nivel y lenguaje, aprecio por las bellas artes y capacidad para reconocer sus obligaciones como estudiante, hijo, amigo y ciudadano.

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